La Fed ya ha ejecutado, tal y como estaba previsto, la segunda subida de tipos de interés de este año. Esta subida, sobradamente esperada, se justifica por la buena salud de la economía estadounidense. Dado un crecimiento estimado para el segundo trimestre del 3% y una tasa de desempleo en mínimos históricos, mientras la inflación se mantiene próxima al 2%, la regla de Taylor estima tipos de interés de referencia óptimos en el 5%, a gran distancia del actual nivel del 2%. Parece evidente, pues, que la normalización monetaria mantenga su curso y, por lo tanto, la Fed podría aplicar aún dos subidas más este año hasta el 2,5%.
Sin embargo, como suele pasar, la política monetaria genera algunas controversias.
En primer lugar, la curva de tipos en Estados Unidos se está aplanando de forma preocupante. El diferencial entre tipos a dos y a diez años ha alcanzado hace poco 40 puntos. Tal y como señalaba recientemente la gobernadora de la Fed, Lael Brainard, desde 1960 hasta ahora ha habido un único caso en el que una curva invertida de tipos no ha ido seguida de una recesión.
De acuerdo con las proyecciones de la Fed, la curva de tipos se invertirá entre los años 2019 y 2020. Dicho contexto podría llevar a la Reserva Federal a intentar obtener una pendiente de la curva mayor mediante directrices más simétricas en lo que respecta a su objetivo de inflación.
El objetivo podría mantenerse en el 2% a lo largo del ciclo, autorizando a su vez subidas y bajadas. Este cambio de tornas provocaría un deslizamiento de las perspectivas de inflación.
La segunda controversia no tiene que ver con Estados Unidos. Y es que, ¿puede la Reserva Federal aumentar los tipos de interés en solitario, mientras el resto de bancos centrales del mundo entero mantienen sus tipos de interés en mínimos históricos? Ni el BCE, ni los bancos centrales de Suecia, Noruega, Suiza, Australia y Nueva Zelanda, o el Banco de Inglaterra, han reaccionado a las subidas implementadas por la Fed. Incluso las economías emergentes están manteniendo tipos de interés monetarios históricamente bajos y muy pocos países han iniciado la normalización monetaria. En un contexto así, el repunte del dólar y el aumento de los tipos de interés en Estados Unidos podrían amenazar el crecimiento mundial.
Por consiguiente, si bien es probable que la política monetaria siga normalizándose en Estados Unidos, deberán examinarse muy detenidamente las actas que se publiquen tras la reunión de la Fed, pues no se descarta que la Reserva Federal, al mando de Jerome Powell, adapte levemente su “función de reacción”.
Tribuna de Nicolas Forest, jefe global de renta fija de Candriam