Progresivamente las bombas dejaron de extraer, los ingenieros y geólogos fueron despedidos, las grandes firmas de private equity se retiraron o quebraron, la maquinaria abandonada retrataba un lúgubre cementerio de chatarra amontonada en los grandes Oil fields de Texas y otros estados petroleros del país. La exploración y producción del shale Oil & Gas ya no sería rentable por un tiempo.
Transcurría enero de 2016 y el mundo entero contemplaba atónito la llegada del precio del crudo a los 28 dólares por barril, un precio que no alcanzaba desde el año 2003 y materializaba una caída libre de 72% desde los 108 dólares por barril alcanzado en junio de 2014. Numerosos factores –en los que no se profundizará en esta publicación- habían generado el desplome hasta este precio después de casi un año y medio de constantes correcciones a la baja.
Entendiendo el Shale Oil (unconventional)
El Shale Oil (petróleo de esquisto) es un petróleo no convencional producido mediante pirólisis, dadas sus características de extracción generó un cambio de paradigmas en la forma no solo de extraer petróleo sino de hacer negocios en Estados Unidos.
En virtud de sus características de mayor profundidad y perforación horizontal los costos de perforación se elevaron considerablemente, presionando al alza los costos de la mano de obra calificada y proveedores de servicios en los EE.UU. -con un precio del barril que superando los 100 dólares bien podía contemplar este recalentamiento del sector-.
Con la posibilidad de extraer hasta el 80% de las reservas en el primer año, los análisis financieros proporcionaron tasas de retorno muy seductoras, generando el coctel perfecto para sobredimensionar el sector.
Los grandes fondos de private equity, hedge funds y fondos de pensión, se volcaron masivamente a proyectos con este tipo de producción, en virtud de sus generosas rentabilidades. El financiamiento bancario (esencialmente en bancos regionales) aumentó de forma considerable –práctica habitual en la industria es emplear los informes de reserva de un yacimiento como colateral ante el banco, para obtener fondos para seguir la expansión de la producción-. Los avances tecnológicos que posibilitaron esta producción a gran escala del Shale Oil, permitió a EE.UU sustituir las importaciones del commodity por su propia producción interna, en medio de tensiones con la OPEP. En la actualidad existe consenso bastante generalizado en la industria que el retorno a la producción del Shale en EE.UU. podría ser viable nuevamente entre los 65 – 70 dólares por barril.
La Oportunidad del Conventional Oil & Gas
Toda crisis trae aparejado ganadores y perdedores. La industria del Shale cayó estrepitosamente de la mano del desplome del precio del barril de Crudo, sin embargo abriría una nueva era en la producción convencional de petróleo y gas en EE.UU. que no tiene antecedentes.
Para entender a que nos referimos cuando hablamos de “Conventional Oil & Gas” debe concebirse como el método de producción que extrae el producto a raíz de la presión natural existente en los yacimientos una vez perforados. Es un tipo de producción con costos considerablemente más bajos que el Shale, sin demasiada participación activa de fracking, poco profundo (hasta 5.000 – 6.000 pies) y es lo que EE.UU. ha extraído históricamente.
Paradójicamente hoy -los otrora agresivos en Shale- fondos de private equity, hedge funds y pension funds están posicionándose long en esto activos y efectuando adquisiciones en la producción convencional, rentable a precios mucho más bajos.
Efectos positivos
Generados por el Shale:
- Las innovaciones tecnológicas que se produjeron a raíz de Shale son aplicadas con éxito hoy en el convencional, generando una mayor eficiencia de extracción con costos menores, beneficiando el ratio riesgo/retorno de los inversores.
- Los Costos de Perforación y Extracción (infraestructura, materiales, proveedores) se han abaratado entre un 60% y 70%.
- Capacidad ociosa de profesionales calificados: Ingenieros, Geólogos, Geofísicos.
Efecto Trump:
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha marcado una muy clara impronta a favor de los “fossil fuels” en detrimento de las energías renovables; lo que también ha empujado al sector y los precios al alza.
- Designación de Scott Pruitt como Presidente de la Agencia de Medioambiente en EE.UU. (EPA), declarado escéptico del cambio climático y defensor del Petróleo, además de estar vinculado a la industria fósil en Oklahoma.
- Ha resucitado la construcción de los polémicos oleoductos Keystone XL y Dakota Access, detenidos en la era Obama por la amenaza ambiental.
- A los beneficios fiscales de los que goza el sector, se agrega la promesa electoral de recortar los corporate taxes.
- Recientemente firmó un Decreto para eliminar el requisito que las agencias del gobierno deban considerar el impacto del cambio climatico en su toma de decisiones. El mismo Decreto ordena reveer Directrices previas del plan de Energia Limpia de Obama.
La realidad se impone con firmeza, las oportunidades de rentabilización reales en Oil & Gas en EE.UU. se están dando a través de la explotación convencional, mientras el precio del barril no se establezca con firmeza por encima del rango de 65 – 70 dólares las posibilidades de explotar el shale de forma rentable son escasas y arriesgadas.
Columna de Leandro Furest