Si bien es cierto que la renta variable estadounidense ha superado a la mayoría de los mercados regionales durante la última década, la rentabilidad basada en índices, que es en la que se fijan la mayor parte de los inversores, no cuenta toda la historia. Si analizamos las compañías de forma independiente, la situación es muy diferente a lo que podríamos pensar.
Desde 2009, muchas de las 50 compañías con las mejores rentabilidades anuales se situaban fuera de Estados Unidos. Durante gran parte de los diez años posteriores, entre el 80% y el 90% de ellas estaban domiciliadas en otros países. En ciertos sectores, Estados Unidos no es la región dominante. Muchas de las principales compañías del sector del lujo, como LVMH y Kering, se encuentran en Europa. Pensemos también en Louis Vuitton, Fendi y Gucci. Japón alberga a numerosas firmas robóticas de vanguardia, como Murata y Fanuc.
Entre las grandes farmacéuticas encontramos varias compañías innovadoras en Europa, como Astrazeneca, Novartis y Novo Nordisk. Además, las compañías no estadounidenses que reparten dividendos suelen ofrecer una rentabilidad superior. Todas estas razones justifican una asignación importante en renta variable global, aun cuando pensemos que los mercados estadounidenses van a mantenerse en cabeza.
Además, desde un punto de vista económica, Europa sigue firme a pesar de las dificultades. Recientemente, el Banco Central Europeo disipó los temores relativos a un endurecimiento prematuro de la política monetaria al afirmar que mantendría los tipos de interés durante 2019. Hemos asistido también a otras señales alentadoras para la economía europea. Los índices PMI del sector manufacturero se han estabilizado, incluso en Alemania e Italia, y los sectores de la construcción y los servicios han registrado una sólida actividad.
De hecho, la economía europea se ha mostrado sorprendentemente firme: la tasa de desempleo ha caído en la mayoría de las economías, salvo en Italia, y el aumento salarial y la disminución de la inflación han impulsado los ingresos reales. Los gobiernos han suavizado la política fiscal, recortando impuestos y aumentando el gasto público. Todo ello ha favorecido el consumo. La inversión empresarial también ha continuado creciendo. El resultado es que el crecimiento del PIB real de la eurozona se ha fortalecido durante el primer trimestre de 2019.
Uno de los principales problemas de la región es la incertidumbre política, y la posibilidad de que Europa se convierta en el nuevo objetivo de Estados Unidos en su guerra comercial. Aun así, las valoraciones del mercado de europeo ofrecen cierto respaldo. El ratio PER ajustado en función del ciclo del índice MSCI US se sitúa en 27, frente al 15 del índice MSCI Europe. Dicho descuento de valoración resulta evidente en los distintos sectores, tanto si los comparamos con el mercado estadounidense, como si lo hacemos con sus medias a largo plazo, lo que ofrece numerosas oportunidades a los inversores fundamentales de enfoque bottom-up.
Tribuna de Martyn Hole, Investment Director de Capital Group.