Vivimos una época complicada, de eso no hay discusión. Hace unas semanas escribí que no me gustaría estar en los zapatos de Arturo Herrera o de Gabriel Yorio al momento de hacer este documento, y hoy lo confirmo. Predecir variables económicas en un ambiente de alta incertidumbre se acerca más a un juego de azar que a una ciencia exacta, y en este contexto fue que la SHCP presentó el primero de abril los Pre-criterios Generales de Política Económica (PGPE).
No son PGPE alegres, pero tampoco son pesimistas. Presento un cuadro comparativo para ver como cambió la situación de los números presentados el año pasado como parte del presupuesto 2020 respecto a los presentados en los PGPE (gráfica 1).
De entrada, vemos un crecimiento puntual del PIB relativamente optimista en -2%, cuando el consenso de analistas de la última encuesta de Banxico estima que el crecimiento sea de -4%. Asimismo, mientras escribo estas líneas, Bank of America (BofA) acaba de publicar el número de crecimiento más pesimista que se ha visto en las últimas semanas. Ellos esperan que México decrezca 8% durante 2020. Entonces, el -2% que pronostica SHCP queda un poco opacado por las cifras que el resto del mercado está esperando.
Hay que recordar que, entre menor sea el crecimiento, menor serán los ingresos tributarios. En los CGPE para 2020, SHCP estimaba un crecimiento puntal del PIB de 2%, y ahora estima de -2%. En término de ingresos, esto implica una reducción de ingresos tributarios de alrededor de 155.000 millones de pesos, sin embargo, si el crecimiento resulta ser aún menor, ese número crecerá (Gráfica 2).
Solo con fines comparativos, en los PGPE publicados en abril de 2009, la SHCP estimaba que México iba a decrecer 2,8%, y terminó decreciendo 5,3% ¿optimismo? ¿falta de visibilidad? Pueden ser ambas. El punto es que es sumamente probable que el -2% de crecimiento no se logre, y estemos ante un escenario de mayores pérdidas de ingreso tributario.
Otro punto criticable es la producción petrolera. Si bien revisaron el número de barriles a la baja (de 1.951 a 1.850 mbd), sigue siendo alta para el nivel de precio que hay en el mercado. De hecho, Arabia Saudita anunció que están dispuestos a recortar su producción, siempre y cuando todos los miembros de la OPEC y G20 lo hagan, incluyendo Rusia, EE.UU., Canadá y México. De ser así, la producción petrolera se vería aún más afectada.
Por otro lado, SHCP espera que Banxico solo baje 0,75% más la tasa, y la mantenga ahí hasta finales de 2021. Creo que este escenario es poco realista. Banxico ha demostrado que tiene la capacidad de tener tasas tan bajas como 3%, y con la FED manteniéndose en 0% por lo menos todo 2020, un escenario de tasas en 5,75% a finales de año resulta poco creíble. Sin embargo, esta estimación es positiva para las finanzas públicas, ya que, de bajar aún más las tasas de Banxico, el costo de financiamiento del gobierno bajará, aliviando un poco las presiones por ese lado en el presupuesto de egresos.
Asimismo, me dio gusto ver la ampliación del déficit (SHRFSP) de 2,6% a 4,4%, que son niveles observados durante la crisis de 2008-2009. Eso es justo lo que necesita el país actualmente: más recursos que nos permitan paliar la caída en la actividad económica.
Si bien este aumento en el déficit contribuirá a que el endeudamiento general del país crezca, deberá ayudar a reactivar el crecimiento económico, y a la larga, si el déficit se controla (como es lo que se espera para años posteriores al 2021, con SHRFSP de 2,3%), el endeudamiento general deberá empezar a bajar.
Ahora bien, todos estos pronósticos se das en un ambiente de alta incertidumbre, y de alto pesimismo. En la última encuesta de Banxico, la percepción del entorno económico para hacer negocios los próximos 6 meses es francamente mala. El 94% de los encuestados pensaban que el ambiente de negocios empeorará los próximos 6 meses, 3% que se quedará igual, y 3% que mejorará. No se había visto tanto nivel de pesimismo nunca, ni siquiera en la crisis de 2008-2009 (Gráfica 3).
Definitivamente estamos en un periodo muy complicado para el país, y siendo justos con la verdad, en este punto de la crisis no hubiese importado el color del partido que nos estuviese gobernado. Las perspectivas de México serían similares bajo el mandato de Meade, Anaya, Bronco o AMLO.
Lo que sí importa, y lo que va a marcar toda la diferencia, es la reacción ante los problemas. Y ahí sí creo que el color del partido hubiese importado. Los mexicanos necesitamos todo el apoyo del gobierno, en temas de salud, fiscales, de confianza, etcétera., independientemente de su estrato social, su color de piel, o su acento al hablar, y el gobierno actual parece rebasado por todo lo que está ocurriendo.
Todavía no es tarde para actuar. Se habla en los medios de aplanar la curva. Sí, pero no solo la curva de contagios. De no actuar en todos los estratos y con todas las herramientas posibles, la pobreza y la polaridad crecerán, y la curva de desigualdad se hará más pronunciada. Hay que aplanar la curva de desigualdad también, y la única manera de hacerlo es gobernando para todos.
Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. V.P. / Senior Portfolio Manager