Somos conscientes de que la deuda con calificación investment grade y deuda high yield han mostrado un magnífico comportamiento desde una perspectiva de riesgo/rentabilidad y, en ese contexto, hemos estado analizando nuestra ponderación en este ámbito. Hemos decidido recortar nuestra exposición a la deuda high yield europea en todas las carteras de asignación de activos. No obstante, también sabemos de la complacencia del mercado en general y nos hemos estado planteando si una espiral de ventas en la renta fija podría hallarse a la vuelta de la esquina y, de ser así, qué factor desencadenará una corrección.
Al evaluar en primer lugar la deuda con calificación investment grade, nuestro análisis apunta a que persistirán las perspectivas benévolas, pues observamos unas condiciones favorables en la política monetaria con el potente estímulo de los tipos de interés negativos, al tiempo que el entorno económico se mantiene constante, la volatilidad muestra una trayectoria plana y las valoraciones están empeorando, aunque estas no se sitúan todavía en cotas exigentes.
Dicho esto, seguimos mostrando inquietud por la salud de los balances de las compañías estadounidenses, en los que el apalancamiento se sitúa cerca de los niveles máximos de después del año 2000 y la cobertura de interés se halla en mínimos posteriores a la crisis. Vaticinamos que el apalancamiento seguirá aumentando, y aunque esto no suponga un comportamiento atípico en estafase de mediados y final del ciclo crediticio, creemos que vale la pena prestar suma atención a este hecho, pese al decente crecimiento de los beneficios empresariales.
Deuda en Europa
En Europa, la historia es diferente. El apalancamiento en la región se ha estabilizado, con un incremento menos extremo que en Estados Unidos. Esperamos que esta cifra experimente un descenso este año. Asimismo, la cobertura de intereses se estima que aumente este año y el que viene en el caso de las compañías europeas con calificación investment grade. Ahora bien, la deuda con esta calificación representa una clase de activos global de tal envergadura que cuesta separar al Viejo Continente del resto del mundo.
En el alto rendimiento, los fundamentales corporativos están mejorando.
Apreciamos una rentabilidad al alza y la reducción del apalancamiento, la deuda y la cobertura de intereses, mientras que la duración respecto al índice ronda la mitad de la del segmento investment grade europeo. La típica firma de alto rendimiento muestra una cara muy diferente en la actualidad en comparación con la imagen de hace una década, pues dicha firma ha triplicado prácticamente su tamaño y exhibe una mejor calidad. Con todo esto en mente, tras un periodo de magnífica rentabilidad, las valoraciones en el alto rendimiento europeo se han encarecido, y se hallan ahora más cerca de sus niveles máximos que el universo investment grade del Viejo Continente. A título de ejemplo, la deuda con calificación BB en el universo de alto rendimiento resulta cara en comparación con la deuda investment grade con calificación BBB.
Las rentabilidades totales del segmento de alto rendimiento en el transcurso de los últimos 12 meses han sido excelentes. En Europa y Estados Unidos se han situado en el 9% y el 11% respectivamente, mientras que en un periodo de diez años el dato asciende a cerca del 100% en ambas. Los diferenciales muestran una diferencia de entre unos 80-90 puntos básicos con respecto a sus niveles mínimos de 2007 en Europa y en EE. UU. respectivamente.
¿En qué situación nos deja esto?
En conjunto, aunque no hay nada evidente que pueda desbaratar los planes, hemos decidido recortar aun así nuestra exposición al crédito de alto rendimiento del Viejo Continente, una medida que parece prudente desde el punto de vista del perfil riesgo/rentabilidad. El argumento alcista para los mercados de crédito estriba en que prosigue la búsqueda de rendimientos, con una coyuntura «ni fría ni caliente» de bajo y estable crecimiento, discreta inflación y el mantenimiento durante más tiempo de una política monetaria acomodaticia con unos tipos reales en cotas reducidas.
Ahora bien, somos conscientes de que algún tipo de choque exógeno podría desencadenar una corrección en este punto. Entre los abundantes y variados elementos desencadenantes, cabe destacar un sesgo más restrictivo por parte de los banqueros centrales, la desaceleración del crecimiento en Europa, un trastorno geopolítico como las dudas sobre el futuro de Shinzo Abe en Japón, y las turbulencias en Estados Unidos, en donde el presidente Trump está atravesando dificultades para aprobar sus reformas fiscales y presupuestarias.
Nuestro grupo de asignación de activos sigue inclinándose por las acciones europeas en un marco de perspectivas en líneas generales halagüeñas para la renta variable. Mantenemos una opinión neutral sobre el crédito y de aversión por la deuda pública de los países centrales.
Toby Nangle es codirector de Asignación de Activos Mundiales y director de Estrategias Multiactivos de la región de EMEA de Columbia Threadneedle Investments.