Las bolsas suelen ser bastante efectivas en anticipar los altibajos de la economía subyacente: las fluctuaciones violentas del mercado son causadas por movimientos inesperados en la actividad, a menudo provocados por malas decisiones políticas o burbujas no identificadas en el sistema.
Los inversores no deben alarmarse porque el ciclo esté madurando. Han pasado casi diez años desde la crisis financiera y el crecimiento mundial ha sido resistente durante varios años. El curso natural de los acontecimientos nos lleva a esperar una desaceleración porque las economías no pueden crecer a perpetuidad.
Nuestra creencia es que la próxima desaceleración tendrá amplitud superficial, lo que es típico después de una recesión tan severa como la que vimos en 2009.
A principios de este año, hablamos sobre la disminución de las correlaciones dentro del mercado, lo que allanó el camino para que la selección de valores sea el diferenciador clave. Continuamos creyendo que la selección de acciones bottom-up será crucial para la generación alfa en la segunda mitad de 2018.
Desaceleración esperada
Hasta el momento, ha sido un año desafiante para las bolsas globales con rendimientos negativos en la mayoría de los mercados. La excepción es Estados Unidos, donde el S&P 500 registra una pequeña ganancia del 2,7% (en dólares) impulsada por la sólida historia de beneficios de las empresas estadounidenses. Europa se ha visto afectada una vez más por problemas internos de la eurozona, ya que Italia no ha logrado formar un nuevo gobierno creíble.
El primes gráfico muestra que el ciclo económico actual de Estados Unidos ya está bastante extendido si lo comparamos con su evolución histórica, por lo que no debería ser una sorpresa para los inversores que la actividad económica se desacelere.
Por su parte, el segundo gráfico muestra que el indicador de la actividad económica mundial ya ha cambiado y que la producción industrial del G7 ha estado en niveles elevados durante algún tiempo.
El tema principal en todos los mercados, sin embargo, ha sido el endurecimiento de la política monetaria. En Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) ha estado subiendo las tasas de interés y muchos inversores están preocupados por lo que implicará unas tasas más altas para la actividad económica.
En Europa, la flexibilización cuantitativa (QE) está llegando a su fin en un entorno donde el crecimiento se mantiene en una trayectoria baja. Los bancos centrales han expandido significativamente sus balances en los últimos diez años, lo que probablemente haya evitado un ciclo deflacionario prolongado.
Sin embargo, como muestra el tercer gráfico, pasar de expansión a un ajuste cuantitativo en la mayoría de las principales economías en 2018 y 2019, será probablemente un obstáculo para el crecimiento a medida que se reduce la liquidez.
En lo que respecta a la política, el desafío más obvio para las bolsas a nivel mundial es el continuo deterioro de las relaciones comerciales, con Trump imponiendo aranceles a una serie de industrias y la inevitable reacción de los chinos y, en menor medida, de Europa.
Y dado que estas negociaciones de «ojo por ojo» todavía están evolucionando, es muy difícil interpretar el impacto en el comercio en general. Pero la confianza de los inversores se verá afectada si no se alcanzan acuerdos pronto.
Las valoraciones en Europa siguen siendo atractivas
Siempre habrá sorpresas positivas o negativas para las acciones, que por definición son impredecibles, pero una economía en desaceleración no necesariamente significa mercados más débiles. Los mercados descuentan rápidamente un crecimiento económico más lento y creemos que los fundamentales se están reflejando actualmente en las valoraciones globales.
Dicho esto, las valoraciones de la zona euro –en relación con otros mercados –siguen siendo atractivas en nuestra opinión. Las valoraciones son fundamentales para nuestra comprensión de los rendimientos futuros probables y, como muestra el gráfico 4, la zona euro en base a una relación precio-ganancias ajustadas cíclicamente parece favorable a 18,2 veces frente al promedio a largo plazo de 19,9 veces.
El stockpicking es la clave
A medida que entramos en un período de crecimiento más lento, la identificación de las empresas más atractivas se vuelve aún más importante para los inversores que buscan aprovechar los rendimientos antes que el mercado. Generar alfa, en lugar de confiar en un crecimiento amplio y correlacionado de las ganancias del mercado, puede marcar la diferencia en la dispersión de los retornos.
Nuestra experiencia en la selección de empresas infravaloradas a través de un análisis fundamental bottom-up debería brindarles a los inversores confianza en nuestra capacidad para generar retornos superiores.
Tal como lo hemos descrito anteriormente, existen numerosas corrientes que influyen en los mercados de renta variable y el cálculo de lo que ya se ha valorado es la clave del éxito de la selección de acciones. Nuestro experimentado equipo de analistas sectoriales nos ayuda a los gestores de fondos a descubrir las oportunidades que otros pueden perder.
En el contexto de una posible ralentización del entorno económico, es crucial identificar aquellas empresas que están tomando medidas para mejorar su propio desempeño, en lugar de simplemente confiar en la creciente ola de una mayor actividad económica.
Rory Bateman es responsable de renta variable de Europa y Reino Unido de Schroders.