Acaban las fechas, para muchos, más especiales del año, donde a la mayoría nos transportan a la infancia, a los olores y sabores de la Navidad: luces, turrón y juguetes.
El juguete es un compañero de la niñez de tradición ancestral. En la Prehistoria estaba hecho con madera, huesos o arcilla. Luego, en el antiguo Egipto o el Imperio Romano, los niños jugaban con estatuillas de hombres y animales. Los juguetes eran artesanales y sencillos hasta la Revolución Industrial, pero a partir del siglo XVIII y con la aparición de la industria, se crearon objetos más complejos con nuevos materiales, que se fabricaban en serie para abaratar costes. Otro salto importante se registró con la era digital, donde llegamos a los juguetes más sofisticados con componentes electrónicos y una oferta descomunal para el más caprichoso. Además de divertir y entretener a los pequeños, son una herramienta clave en la educación y el aprendizaje.
En estas fechas, cuando esperamos a los Reyes Magos cargaditos de juguetes, se registra la temporada alta de la industria juguetera, ya que en estas fechas las empresas españolas del sector facturan aproximadamente el 50% de su producción anual. Es la prueba de fuego para la que llevan meses preparándose, buscando ofrecer sus mejores versiones e ideas para conquistar el deseo de los más pequeños y quizás de algunos ya no tan pequeños.
Inusualmente, el 2021 ha estado marcado por el miedo al desabastecimiento. La crisis del COVID ha hecho que las compras se anticipen a los meses de octubre y noviembre, periodo que ha registrado buenos datos de venta, teniendo en cuenta que el sector se ha anticipado a los efectos negativos de la crisis de suministros, ha tenido que lidiar también con la subida de los precios de los fletes, materias primas y encarecimiento de la energía.
Dentro de la adaptación del sector juguetero a las nuevas tendencias, destaca el esfuerzo innovador para ofertar ya propuestas más sostenibles, y muchos fabricantes sacan líneas donde además de intentar fabricar con materiales menos contaminantes, se intenta trasmitir a los niños y niñas un mensaje de educación en valores medioambientales y de conciencia social. Claro ejemplo, son Mattel, donde este año ha lanzado una Barbie fabricada con plástico reciclado y con mensaje de protección al mar o la danesa Lego, que está trabajando para que en el 2030 todos sus productos se fabriquen con materiales sostenibles.
Las empresas españolas no se quedan atrás, La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) galardona todos los años a las empresas del sector con el premio al mejor juguete para un mundo sostenible o al mejor juguete para un mundo mejor.
Los retos del sector juguetero serán para los próximos años el de adaptarse a otras tendencias como las ventas online, el envejecimiento de la población o la explosión del videojuego, que con la creatividad que le caracteriza seguro nos sorprenderán.
Tribuna de Patricia Vara, directora financiera en Portocolom AV.