En primer lugar, necesitamos entender el término “mercados emergentes”. Según la definición de Naciones Unidas de 1971, los mercados emergentes son los países menos desarrollados que cuentan con potencial para cumplir con las características de los países desarrollados en el futuro, habida cuenta de su crecimiento económico, la mejora de sus regímenes social y político y sus esfuerzos para eliminar las barreras de entrada y salida del capital de inversores internacionales. Las economías emergentes más destacadas son los países BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Para que los inversores accedan a las economías emergentes a través de vehículos indexados, es necesario que un proveedor de índices global cree índices de referencia que estén basados en un conjunto de reglas para clasificar adecuadamente un país como desarrollado, emergente o mercado frontera. MSCI ha definido cinco criterios de accesibilidad al mercado.
El primero es la apertura a la propiedad por parte de inversores extranjeros, es decir, que no se haga distinción entre los inversores locales o internacionales. Segundo, la facilidad de entrada y salida de capitales, que no se produzcan disrupciones o retrasos y que se haga con un coste eficiente. Tercero, la eficiencia del esquema operativo: las compañías deben de estar bien identificadas, los riesgos operativos mitigados y el proceso de negociación, compensación y liquidación debe ser eficiente. Cuarto, un entorno competitivo: los tipos de cambio no deberían ser abusivos, ni imponerse clausulas anticompetitivas. Y por último, la estabilidad del marco institucional, es decir, la trayectoria a largo plazo del sistema económico del país.
El cambio más reciente y significativo ha sido la decisión de MSCI de incluir las acciones chinas clase A en el índice de mercados emergentes, cambio que se hará efectivo en junio de este año. Su decisión se basa en el hecho de que China ha demostrado una mejora en términos de accesibilidad al mercado como resultado de la expansión del programa Stock Connect que ofrece a los inversores internacionales un esquema de acceso más flexible en comparación con los actuales regímenes Qualified Foreign Institutional Investors (QFIIs) y el Renminbi Qualified Institutional Investors (RQFIIs).
Para negociar acciones en divisas locales, el fondo custodio tiene que abrir las respectivas cuentas de custodia locales. El proceso de apertura de la cuenta no solo es menos eficiente en los mercados emergentes que en los desarrollados, sino que también lleva más tiempo completar la documentación requerida. Por ejemplo, la apertura de una cuenta para acceder al mercado de renta variable de Bombay puede llevar hasta seis meses, mientras que en la bolsa suiza se tarda normalmente unas 48 horas.
Tener la posibilidad de acceder directamente al mercado local de un país sin restricciones es fundamental para un fondo indexado de renta variable si el país en cuestión es parte del índice financiero subyacente (el mercado debe poder replicarse utilizando futuros, ADRs, P-notas o instrumentos financieros equivalentes). En la mayoría de los casos, el mercado local donde cotiza la acción no sólo ofrece los mayores niveles de liquidez, sino que también asegura una réplica eficiente del índice, que se mide por el tracking error del fondo respecto a su índice de referencia. El tracking error ex post anualizado de UBS ETF respecto al MSCI World ha sido de 6 puntos básicos frente a los 26 pb respecto al MSCI EM durante los últimos tres años (2014-2016).
Ofrecer soluciones de inversión competitivas a través de fondos que replican índices pasa necesariamente por hacer una réplica de la mejor calidad posible. Esto a su vez requiere acceso directo al mercado para negociar los valores incluidos en el índice en divisa local sin restricciones, en un elevado volumen y con un bajo coste. Esta es una realidad garantizada en el caso de los países desarrollados, menos garantizada para los emergentes y apenas está garantizada en los mercados frontera.
Tribuna de Pedro Coelho, director de UBS ETF para España y Portugal