Las mociones presentadas en el Parlamento británico esta semana para bloquear el Brexit sin acuerdo y extender el Artículo 50 en caso de que no sea posible llegar a un entendimiento, subrayan nuestra opinión de que un Brexit sin acuerdo sigue siendo poco probable el 31 de octubre. En cambio, una tercera prórroga del artículo 50 continúa sobre la mesa hasta finales del próximo mes y la probabilidad de que se celebren elecciones anticipadas en algún momento también aumentando.
En este momento no está claro cuándo se celebrarán las próximas elecciones generales en el Reino Unido. Mientras que el primer ministro Boris Johnson ha solicitado que se organicen elecciones para el 15 de octubre, esa fecha se ha etiquetado como una pista falsa, ya que podría limitar el tiempo para el debate parlamentario antes de la salida programada del Reino Unido el 31 de octubre. Esto que llevaría a un riesgo algo mayor de un Brexit sin acuerdo.
Si, en cambio, las elecciones se celebraran después del 31 de octubre e, hipotéticamente, después de una tercera prórroga del artículo 50, eso podría facilitar el espacio para realizar unas adecuadas campañas, la formación del gobierno y una reevaluación de la estrategia de salida después de los comicios.
Si se celebran elecciones anticipadas, se podría acelerar el calendario hacia la salida ordenada del Reino Unido de la UE, en caso de que las urnas dieran como resultado una mayoría parlamentaria pro-Brexit más significativa que apruebe alguna variación del actual acuerdo de salida, o que no haya Brexit si resulta en una coalición pro-referéndum.
La incertidumbre política actual, a medida que el proceso del Brexit se mantiene en un estado de limbo, ha costado a la economía británica más del 1% del PIB en términos de producción desde el referéndum de 2016, según estimaciones de Scope. Esto es anterior a que Brexit en sí mismo se llevara a cabo.
Este coste económico, junto con un cierto grado de debilitamiento de la política y de los marcos institucionales del Reino Unido – por ejemplo, mediante un populismo fiscal que fomenta el déficit y los procesos del sistema de democracia parlamentaria británica- son razones fundamentales que apoyan la Perspectiva Negativa de Scope sobre el rating a largo plazo de Reino Unido, actualmente en AA”.