El hecho de que tanto Estados Unidos como China -las dos economías más grandes del mundo- se encuentren en las últimas etapas de su ciclo económico con recursos limitados para estimular el crecimiento está afectando aún más al sentimiento de los inversores. Además, el crecimiento europeo ha sido decepcionante, ya que la economía, que depende en gran medida del comercio, ha sido la que más ha sufrido las perturbaciones del comercio mundial.
No es de extrañar entonces que el sentimiento del mercado haya seguido la dirección de las negociaciones entre China y Estados Unidos sobre comercio y otros asuntos económicos. Mientras Estados Unidos, China y Europa buscan reescribir las reglas del comercio mundial a su favor, los inversores tendrán que prepararse para una mayor volatilidad del mercado en 2019.
Al monitorizar las negociaciones en curso entre Estados Unidos y China sobre comercio, aranceles, protección de la propiedad intelectual y otros muchos temas, debemos reconocer que la relación ha cambiado fundamentalmente y se ha tornado cada vez más competitiva y tensa. Además, las dos partes siguen estando demasiado alejadas y ninguna de ellas ha sufrido un dolor económico suficiente como para llegar a un compromiso real.
A medida que las empresas de todo el mundo miran hacia el futuro, muchas ya están haciendo planes. Las empresas de ensamblaje final de productos electrónicos están estableciendo y ampliando sus instalaciones fuera de China a petición de sus clientes estadounidenses. Tailandia parece ser popular para las empresas de electrónica y Vietnam ya domina el sector textil y de la confección. Las tarifas estadounidenses han acelerado la toma de decisiones que ya estaban siendo consideradas por muchas empresas debido al aumento de los costos en China. No ha habido un número significativo de cierres de instalaciones en el gigante asiático, aunque el desgaste podría significar que puede que disminuzca su empleo.
En el frente doméstico, China se enfrenta a una desaceleración del crecimiento económico. Hay signos de debilidad que están surgiendo en el mercado laboral. Mientras que los ingresos de la clase media y de los empleados siguen siendo fuertes, los salarios de los trabajadores no cualificados se están elevando lentamente. La confianza de los consumidores no está por las nubes, pero sigue siendo buena. Sin embargo, el crecimiento del crédito al consumo está disminuyendo, lo que conduce a una ralentización de las ventas de automóviles y a una disminución de los ingresos en Macao, que tienden a ser los primeros indicadores de la disminución de la demanda.
Es probable que las autoridades chinas proporcionen nuevos estímulos fiscales y monetarios a medida que la desaceleración se haga más dolorosa, y es probable que en el período comprendido entre marzo y abril de 2019, tras el Año Nuevo Chino, se produzca un mayor impulso favorable a los estímulos.
Es probable también que el comercio y las tecnologías sensibles seguirán siendo objeto de controversia. Ambos países se enfrentan a retos en sus economías y cada una de las partes tiene muchos incentivos para llegar a compromisos. Pero tanto Estados Unidos como China también tienen objetivos estratégicos distintos a largo plazo que están en desacuerdo entre sí. En este contexto, los inversores deberían estar preparados para un período de elevada volatilidad del mercado.
Artículo de opinión de Ritchie Tuazon, gestor de renta fija, Jared Franz y Stephen Green economistas de Capital Group.