En enero de 2016, las perspectivas de Brasil eran muy sombrías. El país había estado experimentando no sólo una recesión, sino también una parálisis política que frenaba la capacidad de la administración para poner en práctica medidas que mejorasen su posición fiscal. Además la confianza de los negocios y de los consumidores se estaban viendo afectadas. En ese momento, las bolsas brasileñas alcanzaron un punto bajo y los CDS tocaban el punto máximo.
Pero con la llegada de Michel Temer, como presidente interino, tras la destitución de Dilma Rousseff, esto ha cambiado. La nueva administración permitirá que se adopten las decisiones gubernamentales más importantes, restaurando la credibilidad y proporcionando un impulso muy necesario a la confianza de la inversión.
Desde una perspectiva top down, hay varias razones para ser optimistas. Situados en el 14,25%, los tipos de interés básicos del país son muy altos para los estándares mundiales. La inflación, tras alcanzar un máximo en 2015, ahora se está viniendo abajo y la recesión en curso rebaja las presiones relacionadas con la capacidad. Por lo tanto, existe un margen significativo para reducir los tipos de interés de los niveles actuales al 10% a finales de 2017.
Por otra parte, después de dos años de recesión severa –con una contracción del PIB del 3,8% en 2015, y una cifra del 3,5% esperada para 2016–, es probable que veamos una leve recuperación del crecimiento de cara al 2017, donde podríamos ver una cifra del 1%.
La alta calidad del nuevo equipo económico del gobierno ya está ayudando a impulsar la credibilidad de la política de Brasil. Por otra parte, estamos viendo los primeros signos de cambio en algunas de las empresas de propiedad estatal. Por ejemplo, Petrobras ha cambiado por completo sus gestores y ahora está trabajando de manera más consistente en la venta de activos y la restauración de su balance.
La perspectiva macro y empresarial sigue siendo un reto, pero si observamos la actual temporada de resultados, podemos decir que ha tocado fondo ya en varios sectores. Es importante tener en cuenta que el consumidor todavía está en mal estado dadas las expectativas de aumento del desempleo y la falta de disponibilidad de crédito al consumo. Por lo tanto, esperamos que la recuperación este a cargo de las inversiones y la producción industrial.
¿Dónde están las oportunidades?
Dado que los tipos se sitúan en el 14,25% y la inflación está cayendo, esperamos que las tasas bajen a partir de este nivel. Por otra parte, la credibilidad del nuevo gobierno puede reducir el riesgo país a los ojos de los inversores. Sin embargo, los fundamentos económicos siguen siendo difíciles y el consumo sigue bajo presión. Vemos oportunidades en las empresas que se benefician de menores tasas de interés, incluyendo los servicios públicos, los centros comerciales y algunos valores financieros no bancarios.
Como ejemplo, Iguatemi es una empresa de centros comerciales con una cartera de muy alta calidad, que debería permitirle resistir el entorno de consumo desafiante. Se espera que la empresa se beneficie del menor coste de la deuda.
Otro ejemplo es Telefónica Brasil, una empresa de telecomunicaciones, que probablemente se beneficie de la demanda elástica de sus servicios en un entorno macro débil, y de la demanda de datos, que sigue creciendo. La empresa sigue extrayendo sinergias de la adquisición de GVT. La acción ofrece una atractiva rentabilidad por dividendo, que también debería ayudar a su evolución, una vez que los tipos de interés empiecen a caer.
Ilan Furman es gestor de renta variable de mercados emergentes de Columbia Threadneedle Investments.