Tras seis semanas en el mar, el granelero Anetos atracó en el puerto de Xiamen (China) el 11 de junio poco antes de las 22.00 horas, hora local. El buque registrado en las Islas Marshall transportaba una carga de concentrado de cobre procedente de Chile. Por sí sola, esta instantánea del comercio internacional no nos dice mucho sobre la economía mundial. Agregada a otros miles de ejemplos, y correlacionada con otros indicadores, tiene el potencial de reforzar, o desafiar, las convicciones de inversión sobre el comercio mundial.
Combinado con las habilidades analíticas adecuadas, el big data está abriendo nuevas oportunidades para las perspectivas de inversión. Las tecnologías de rastreo, instaladas en dispositivos que van desde los teléfonos móviles hasta el transporte marítimo comercial, han hecho que los datos sean a la vez muy granulares y oportunos. Los inversores que dependen de los datos tradicionales del transporte marítimo de las autoridades chinas, por ejemplo, tendrán que esperar por lo menos un mes para detectar una tendencia en las importaciones del país.
Las herramientas de big data pueden mostrarnos los cargamentos moviéndose a través de los puertos chinos en menos de 24 horas, y al comparar las fuentes oficiales con tales datos agregados «en tiempo real», vemos altas correlaciones con las estadísticas oficiales de comercio. Más importante aún, esto nos da una adecuada comprensión sobre la salud de partes clave de la economía internacional.
Con la primera ola de la epidemia del COVID-19 ahora bajo control, estamos intentando comprender el resurgimiento de las economías de todo el mundo a medida que los mercados reflejan la opinión de que lo peor del impacto de la pandemia ha quedado atrás. El desafío para los inversores es calibrar el progreso hacia la «normalización» en comparación con los niveles históricos de la oferta y la demanda. Como resultado, esta pandemia se está convirtiendo en la prueba más poderosa hasta ahora para el valor de la ciencia de datos.
Los grupos de datos adecuados pueden ayudarnos a mejorar nuestro diagnóstico en tiempo real de la recuperación y las tendencias del mercado. Eso significa que también puede ayudarnos a tomar decisiones de inversión y a construir carteras. Estamos trabajando con datos de todas las regiones que afectan a nuestras carteras y eligiendo nuestras fuentes cuidadosamente. Antes de que podamos incluir un conjunto de datos en nuestro análisis de inversiones, lo comparamos con otros indicadores para asegurarnos de que sus percepciones añaden valor a nuestras previsiones.
Podemos usar esto para llenar el vacío entre las cifras oficiales del gobierno, que a menudo informa de las estadísticas con un retraso de un mes o más. Las nuevas fuentes de datos también nos permiten captar medidas, como la contaminación y la movilidad, simplemente no disponibles hasta ahora. La pandemia está dando vida a estos avances estadísticos a medida que seguimos la recuperación económica y encontramos nuevas formas de entender los desarrollos económicos cada vez más cerca del tiempo real.
Los siete pilares de la sabiduría del big data
Observamos siete señales de alta frecuencia: importaciones y exportaciones, niveles de congestión en las ciudades, datos de movilidad, consumo de comercios minoristas y supermercados, presencia en el lugar de trabajo y niveles de contaminación del aire por la producción. En conjunto, pueden darnos una imagen del estado de la recuperación de una economía en comparación con un promedio de tres años previos a la crisis, o a partir de 2019.
El seguimiento de los niveles de calidad del aire puede indicar un repunte de la actividad industrial, y utilizamos índices que captan el número de personas que se encuentran en sitios comerciales, cruzados con datos de movilidad e indicadores de congestión urbana, en comparación con los promedios históricos. Estos pueden decirnos mucho sobre el ritmo de la actividad económica.
Los datos económicos en general, y el big data en particular, muestran que la recuperación se está produciendo en dos fases. Las diferencias nacionales muestran que inmediatamente después del levantamiento de los cierres, hay una fase de recuperación rápida. La segunda fase será mucho más larga, ya que ciertos sectores, como el de los viajes y el turismo, permanecen deprimidos durante más tiempo. Las tasas de desempleo, que se encuentran en niveles sin precedentes en muchas economías, deberían disminuir lentamente durante los próximos dos o tres trimestres hasta alcanzar niveles cercanos a los pre-pandemia.
Para finales de año, esperamos que la mayoría de las economías hayan vuelto a más del 85% de sus niveles de actividad pre-pandemia. Corea del Sur, Japón y China ya han cruzado ese umbral.
La mayoría de las economías del G20 ya han tocado fondo y existe una correlación entre la velocidad de los cierres y las recuperaciones. La mayoría de los países de la Unión Europea, incluidos Alemania, Francia e Italia, junto con Suiza, están acelerando después de levantar sus cierres. Reino Unido, el cual fue lento a la hora de imponer el confinamiento, se está retrasando con respecto a sus vecinos continentales. Está claro que existe una correlación entre la velocidad de implantación de los cierres y las recuperaciones. Así, las economías del noreste de Asia lideran el proceso de normalización, mientras que, en Europa, Reino Unido va a la cola del resto de Europa continental en términos relativos.
Riesgos y mercados
El principal riesgo para las recuperaciones económicas es, por supuesto, la posibilidad de una segunda oleada de casos del COVID-19. Los nuevos casos aumentaron en los EE.UU., incluyendo 25.000 registrados para el 13 de junio, en parte reflejó de un mayor número de pruebas. El aumento de nuevas infecciones en Beijing en los últimos cuatro días, después de un período de 55 días sin casos domésticos, ha llevado a cierres en algunas partes de la capital china. Aun así, vale la pena recordar que las herramientas para manejar un resurgimiento de infecciones son más fuertes, comparadas con las de hace tres meses.
A medida que los riesgos de la pandemia han disminuido, especialmente en Estados Unidos, la Unión Europea y los mercados emergentes, los mercados de valores han comenzado a cotizar en una recuperación en forma de V, dejando poco margen de rentabilidad del riesgo a disposición de los inversores del mercado de valores. Las expectativas de ganancias por acción para este año han caído en línea con la desaceleración económica más amplia, pero desde que los cierres han comenzado a levantarse, han empezado a estabilizarse.
El S&P500 ahora parece tener un precio justo. Asumiendo un rápido rebote económico, eso deja poco margen para los inversores de capital en los próximos 12 meses. Continuamos monitoreando nuestras señales de datos para confirmar que una recuperación en forma de V se está desarrollando efectivamente, junto con las ganancias del segundo trimestre y la orientación de la compañía, y ajustando las carteras de nuestros clientes a cualquier descenso potencial.
Tribuna de Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier.