La renta fija es fija y segura. En 2022 se rompió este paradigma, perdiendo con la subida de tipos de interés más valor la renta fija que la renta variable. De hecho, las más prestigiosas casas de inversión declararon abiertamente que ya no era válido el binomio (60% renta variable – 40% renta fija) para compensar las oscilaciones de los mercados.
Se materializó el riesgo de tipos de interés y muchos ahorradores – inversores se llevaban las manos a la cabeza en esos momentos:
- La nacionalización de los ahorros era improbable, pero pasó en Italia.
- La caída de más de un 25% de fondos de inversión de renta fija era improbable, pero pasó en el 2022.
- La quiebra de bancos era improbable, pero pasó en el 2008, 2012, 2023 con Lehman Brothers, Bankia o Silicon Valley Bank.
- La quiebra/rescate de países era improbable, pero pasó en el 2011 con Grecia, Portugal e Irlanda.
No creo en la renta fija, sin más. Ni letras, ni bonos, ni obligaciones, ni corporativa, ni soberana, ni high yield. El COVID-19, además de sus devastadoras consecuencias para muchas familias, dejó dos secuelas financieras importantes: en primer lugar, la posibilidad de aplicar el artículo 128 de la Constitución española, que permite la nacionalización de empresas y socializar ahorros por el bien social.
Ello tuvo una consecuencia inmediata: más de 22.000 millones de euros volaron hacia mejor recaudo fuera de nuestras fronteras. De hecho en Fortuna SFP, habilitamos un plan de emergencia para nuestros clientes: utilizar entidades de dinero electrónico estilo Paypal; tomar cobijo en Holanda a través de una aseguradora; y hacer acopio de oro físico.
En segundo lugar, se emitió multiplicado por cinco, en tan sólo tres meses, el importe de deuda que se había emitido en los últimos 20 años. Y, esa deuda hay que pagarla. Además, este excesivo endeudamiento ha provocado que países como España o Italia no cumplan con los criterios de pertenencia de Maastricht; que se reduzcan los rating de solvencia de países como USA, China o Francia; y que colapsen administraciones como la americana o la inglesa teniendo que elevar el techo de gasto público.
La insostenibilidad de la deuda es una realidad y la renta fija no es segura en ninguna de sus modalidades y combinaciones.
Tribuna de José Manuel Marín Cebrián, analista de mercado y fundador de Fortuna SF.