Todos los años por estas fechas, los grandes bancos de inversión globales publican sus perspectivas económicas para 2018. En las mismas, proyectan la evolución de las variables macro más determinantes y ofrecen recomendaciones sobre cómo posicionarse.
Para 2018, si bien prácticamente ninguno duda del momento dulce de los datos de actividad a nivel global, las opiniones son bastante mixtas en relación al comportamiento de la renta variable. El agotamiento del ciclo, las subidas tipos, el nivel de valoración, fuertes retornos en 2017…. a primera vista sobran los argumentos para ser escéptico.
Desde la crisis global de 2008, la recuperación ha sido en general débil y errática. Esta fragilidad en la recuperación acompañada de la inflación de activos financieros provocada por la fuerte compresión de tipos de interés, el incremento sustancial de riesgos en el plano geopolítico y la permanencia de desequilibrios de endeudamiento no corregidos, ha generado en la comunidad inversora una sensación de ansiedad permanente y un acortamiento generalizado de los horizontes de opinión/inversión.
Sin embargo, hay tres temas que esperamos reviertan esta tendencia de mercado a lo largo de 2018, refuercen el sentimiento inversor y alivien los miedos apocalípticos que nos han perseguido los últimos años:
1. La inversión empresarial ha vuelto. Tras años cuestionando la calidad de una recuperación demasiado dependiente del rebote cíclico del consumo, 2017 ha supuesto un punto de inflexión en la composición del crecimiento. Como resultado, estamos viendo los primeros brotes verdes en datos de productividad que pueden reactivar un motor de crecimiento completamente anulado durante años.
2. Los beneficios empresariales han resucitado en Europa. Después de siete años de beneficios más bien pobres, 2017 acabará con crecimientos de doble digito en beneficios. Esta incipiente tendencia sigue teniendo mucho recorrido apoyada en la esperada buena evolución de ingresos, el potente apalancamiento operativo tras años de ajustes en costes y el impulso adicional de la inversión empresarial.
3. Las valoraciones pueden absorber tipos de interés más elevados. Dado el punto de partida tan extremo, hay muchísimo margen para absorber una subida moderada y gradual de los tipos largos a lo largo del próximo año. Además, los niveles de valoración están bien soportados por la profundidad del cuadro macro, los factores micro enumerados anteriormente y un ciclo de beneficios en Europa prácticamente en fase embrionario.
En definitiva, el circulo virtuoso de inversión-productividad, beneficios y capacidad de absorber tipos más elevados es la palanca que permitirá al mercado quitarse el corsé cortoplacista en el que se ha anclado los últimos años. 2018 será el año clave donde se consolidarán estas tres ideas y donde, por fin, la bolsa acabe de emanciparse de la actuación de los bancos centrales.
Javier Ortiz de Artiñano, analista de Fidentiis Gestión