Querida pensión de jubilación:
Te escribo a ti para empezar a conocernos, pues dentro de 20 años te llamaré a la puerta y no te soltaré hasta el final del camino. Y es que me siento perdido, en un mundo lleno de verdades a medias y falta de transparencia, en un mundo que amenaza constantemente que lleguemos a conocernos y si lo hacemos que no sea como lo planeamos. ¿Qué no daría yo por saber más de ti? Por empezar a planificar nuestro encuentro y poder compartir grandes momentos. Pero a alguien no le interesa presentarnos, de momento.
Las cosas por aquí se están complicando, la inversión de la pirámide de población, con una esperanza de vida cada vez mayor y una menor natalidad, hace que el sistema que habíamos planeado para vernos sea cada vez más insostenible. Y es que estoy preocupado, pues como yo, hay muchas personas y pocas soluciones. A este ritmo, no sé qué nos deparará el futuro.
Pero hoy he tomado una decisión, no dejar mi futuro en manos de terceros, planificar mi ahorro para que el día que nos veamos no nos falte de nada y podamos vivir los momentos soñados. Pero no quiero que te preocupes, pues no estoy solo. Hay personas que me ayudan (agentes financieros) para tener las arcas llenas para nuestro encuentro. Tengo planes, unos planes de pensiones que serán de vital importancia para poder hacer frente a nuestra jubilación.
Es muy necesario que los sepa gestionar bien, que me ofrezcan rentabilidad y me aporten la ilusión de pensar que el día de mañana será mejor. ¿Que no daría yo por haber empezado a ahorrar hace años? De haberlo sabido el esfuerzo hubiese sido mucho menor. “Empieza cuanto antes”, me insistían.
Quiero que estés tranquila (te lo cuento bajito para que nadie se entere), pero ya he cogido el hábito de ahorrar. Ahora sé cuál es mi objetivo y, aunque no me lo pongan fácil, sigo confiando en los planes de pensiones. Mixtos, variables, garantizados, retorno absoluto, aquí tenemos para escoger. Tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa, y antes de que sea tarde, voy a venir a visitarte con mi ahorro privado, un ahorro de calidad, bien gestionado y que nos permitirá ser lo felices que nos merecemos.
Ya va siendo hora de despedirme, espero no perder nunca el rumbo y saber siempre lo que de verdad importa. A toda vela voy para llegar a mi destino. Tú no te preocupes, pues no importa lo que me puedas aportar, sea mucho o poco, seguro que seremos felices, pese a quien le pese…