Los inversores en renta fija se enfrentan a un entorno de rendimientos bajos o incluso negativos, a periodos de volatilidad creciente (como ocurrió tras las preocupaciones por China) y, más recientemente, a la falta de visibilidad sobre el momento en que la Reserva Federal estadounidense comenzará a subir los tipos y al efecto que esto tendrá en los mercados de bonos de todo el mundo. Todos estos factores están intensificando la presión sobre los inversores en renta fija de cara a encontrar nuevas maneras de proteger sus carteras e incrementar rentabilidades.
Con todos estos retos por delante, se ha observado que los inversores institucionales (incluidos fondos de pensiones) recurren cada vez más, y con distintos fines, a ETFs de renta fija. A medida que el mercado de ETFs de renta fija ha ido creciendo en tamaño y liquidez, la innovación en cuanto a productos ha hecho que los inversores tengan acceso a prácticamente todas las clases de activos. Desde su lanzamiento en Estados Unidos en el año 2002, y acelerándose tras la crisis financiera de 2008, los fondos cotizados de renta fija han ido ganando peso en los mercados de bonos, alcanzando la cifra global de 475.000 millones de dólares de activos bajo gestión. Aunque las emisiones de bonos han alcanzado niveles récord, la nueva regulación bancaria ha derivado en menores inventarios y ha lastrado tanto los volúmenes de negociación como la liquidez de los bonos individuales. Esto ha tenido como consecuencia un incremento del uso de los ETFs de renta fija y de otros instrumentos tales como los bonos de corto plazo y los derivados.
Los usos de los fondos cotizados por parte de planes de pensiones abarcan desde gestión de las posiciones de efectivo y liquidez, transiciones de gestores, pasando por construcción de carteras, asignación táctica de activos o como herramienta para obtener exposición a mercados de difícil acceso. A continuación, profundizaremos sobre algunos de los usos que se pueden dar a los ETFs y cómo pueden ayudar a gestores de planes de pensiones.
Los fondos cotizados pueden ayudar a los inversores a navegar en mercados volátiles al ofrecer éstos más liquidez que los propios bonos subyacentes y al ser una fuente de información de precios en tiempo real. Esto puede resultar útil para los gestores a la hora de construir una nueva cartera diversificada de renta fija o a la hora de invertir eficientemente una entrada de efectivo en una cartera ya existente. Por ejemplo, se puede recurrir a los ETFs para acceder de forma inmediata a los mercados de renta fija durante la fase de construcción de una cartera y, a medida que la liquidez del mercado de bonos aumenta, el gestor puede ir comprando los bonos individuales que desee incorporar a la cartera a la vez que sale del ETF.
Adicionalmente, los fondos cotizados pueden ofrecer soluciones en transiciones de carteras. Un fondo de pensiones podría querer reembolsar las posiciones que fueron incluidas en cartera por la delegación a un gestor externo, para empezar a gestionar la cartera internamente o transferirlo a otra gestora. En lugar de reembolsar todas las posiciones y tener que volver a adquirir nuevos bonos en mercado (con el tiempo y costes que ello conlleva), un proveedor de ETFs podría evaluar su cartera de bonos subyacentes. Si la cesta de bonos es compatible con la composición de un ETF en concreto, el proveedor podría recibir los bonos y dar a cambio participaciones del ETF. Esto haría que el gestor del plan de pensiones mantuviera la exposición a mercado deseada, al tiempo que busca nuevas estrategias de gestión activa a través de otro proveedor o refuerza sus capacidades de gestión interna. Deshacer posiciones de un gestor activo mediante ETFs puede resultar en una cartera más fácil de gestionar, con menos líneas, un perfil de riesgo más claro y, potencialmente, un mejor complemento en su asignación de activos final.
Con el eterno reto de obtener rentabilidad en un contexto de tipos de interés en mínimos históricos, los inversores se ven cada vez más obligados a considerar segmentos de la renta fija con los que están menos familiarizados, como la deuda emergente. Si bien es importante conocer los riesgos que ello conlleva, incrementar la exposición a estas clases de activos podría aumentar la rentabilidad potencial obtenida por la renta fija de mercados desarrollados. La incorporación de activos descorrelacionados podría reducir la volatilidad e incrementar el potencial de rendimiento de la cartera en su conjunto. Sin embargo, construir una cartera diversificada con este tipo de bonos puede ser complicado y, aunque la exposición a divisas locales puede incrementar el retorno, también añade volatilidad. En este caso concreto, los ETFs permiten a los inversores llegar a segmentos de la renta fija que son de difícil acceso mediante vehículos líquidos y bien diversificados.
Brett Olson es responsable de renta fija de iShares para la región EMEA de BlackRock.