Resulta fundamental saber identificar los acontecimientos futuros de la política monetaria y la política propiamente dicha que predominarán en los debates. Nuestro trabajo consiste en separar el grano de la paja y determinar qué signos, eventos o asuntos de verdad pueden impactar de forma notable en los mercados.
Ahora parece especialmente pertinente, cuando el entorno macroeconómico mundial en su conjunto puede caracterizarse por su tibieza, con un decente crecimiento económico mundial y unas discretas subidas de la inflación. El escenario económico mundial no está ni lo suficientemente caldeado para justificar un endurecimiento monetario de rigor, ni tan frío como para avivar los monstruos de una recesión económica. Es importante saber lo que puede alterarlo.
Por ahora, prevemos la continuidad de esta coyuntura. Se ve reflejado un mejor crecimiento nominal en las previsiones de beneficios empresariales que, en marcado contraste con el pasado reciente, no han entrado en barrena por un acusado efecto de la gravedad, sino que se han mantenido y se encuentran en la senda de crecimiento. Las valoraciones de la renta variable se encuentran en sus niveles máximos, pero cuentan con el respaldo de las perspectivas de crecimiento y un ciclo de beneficios positivo.
En Europa y el Reino Unido, los mercados de renta fija ya no descuentan una desinflación. Se entiende que los diferenciales de crédito compensan adecuadamente el riesgo de incumplimiento corporativo subyacente, al menos en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, las compañías se aventuran cada vez más a actividades que suelen perjudicar a la renta fija, como las fusiones y las adquisiciones, por lo que las perspectivas del crédito son más discretas que en el pasado.
Peligros
Por tanto, ¿cuáles son los acontecimientos que podrían causar problemas? Desde el punto de vista de la política monetaria, entre los eventos mundiales de importancia se cuentan los siguientes: cambios en el tipo neutral, endurecimiento cuantitativo en Estados Unidos, los tipos de interés de la zona euro y la reducción gradual de los estímulos por parte del BCE.
Desde una perspectiva política, destacamos los siguientes: la guerra comercial con China; Corea del Norte; la renegociación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica); el pulso futuro de las economías en Oriente Próximo; y la sostenibilidad fiscal y monetaria de esta última región.
También hemos analizado al detalle la «trinidad imposible» de China, o su trilema. El concepto económico del trilema establece que un país solo puede tener dos elementos del siguiente trío al mismo tiempo: el control de los tipos de cambio; el libre movimiento de capitales; y una política monetaria autónoma. En cierto modo, China ha estado persiguiendo, en los últimos años, estos tres objetivos al mismo tiempo; y nos tememos que este trilema puede desmontarse de manera incontrolada si persisten en su empeño. Por ejemplo, si el 2% de los activos bancarios salieran de las cuentas de capital de China, para los años 2020-2022 el gigante asiático podría perder casi la mitad de sus reservas de divisas.
Existen claros sobresaltos que pueden llevar el trilema a un primer plano en este país en los próximos cinco años, pero no creemos que se trate de un riesgo a corto plazo. Por ahora, el crecimiento chino sigue estable a un ritmo más lento y más sostenible y, junto con otros países, un aumento de la productividad económica permitiría expandir la frontera de la productividad, lo que evitaría un mal resultado financiero.
Otras previsiones
En cuanto a las divisas, hemos revisado a la baja nuestras perspectivas estratégicas en el dólar estadounidense de neutrales a negativas, mientras que la libra esterlina pasa de una categoría de aversión a una neutral, lo que deja el euro como nuestra moneda de preferencia. Ambos movimientos reflejan fluctuaciones en los mercados de tipos, especialmente en el tramo corto, así como un mayor apetito por el riesgo.
Por lo demás, Japón ha captado nuestra atención. Nos hemos decantado por la renta variable nipona desde marzo de 2013, periodo ligado a una buena rentabilidad absoluta y relativa de esta clase de activos. Sin embargo, en cierto modo, esta medida ha funcionado «por las causas equivocadas», puesto que en este periodo las acciones japonesas se han abaratado en lugar de revalorizarse con respecto al resto del mundo.
Hemos decidido mantener nuestra postura favorable. El gobierno corporativo está mejorando y las compañías, si lo desean, cuentan con medios para aumentar radicalmente la rentabilidad del accionista. La popularidad del presidente Abe vuelve a ser protagonista en 2018. También esperamos que Kuroda, el gobernador del Banco de Japón, siga al mando de esta institución, lo que dará continuidad pese al sesgo más agresivo.
Toby Nangle es co-director global de Asignación de activos y responsable de Multiactivos en la región de EMEA de Columbia Threadneedle.
Maya Bhandari es portfolio manager de Multiactivos de Columbia Threadneedle.