Un tema que me ha interesado desde hace algún tiempo es lo que llevaría a las personas a manejar de mejor forma sus finanzas. Entendido esto como lo que motivaría a las personas a ahorrar en vez de consumir en el día de hoy. Aquí se pueden tener muchas ideas, desde la teoría financiera pura, en la cual el ser humano totalmente racional decide ahorrar cuando, al hacer el cálculo entre el valor presente (consumo) y valor futuro (recursos invertidos que generan un interés en el tiempo) encuentra que es mejor tener unos pesos dentro de algún tiempo a ahorrar a día de hoy. Si el beneficio actual es mayor que el valor futuro, sencillamente consume.
¿Cuántos de ustedes, cuando se paran frente a una buena promoción o al vestido que, aun sin promoción, quieren comprar, se han puesto a pensar: cuál es la función de utilidad que me genera guardar los recursos en vez de gastármelos el día de hoy? Esta pregunta, que es la base de mucha teoría económica, sin temor a equivocarme, no pasa por la cabeza de nadie. Mucho menos la ecuación que tiene implícita, y menos aún los cálculos necesarios para llegar al número que me permita decidir si comprar o no comprar.
Bien, siendo esto así es necesario buscar otras soluciones. Entonces vamos por la parte emotiva. Muchos pueden pensar que el ser humano compra por impulso, lo cual en la mayoría de los casos es cierto, o por necesidad, lo cual también es cierto. ¿Pero, cuál es el punto óptimo en el cual se debe parar de comprar?
Esto no nos lo resuelve la teoría tradicional, quizá nos lo resuelva la sicología. Darle al individuo puntos de decisión donde se pregunte si seguir o no seguir, es una buena estrategia. Uno de los ejemplos que más simplificación me ha enseñado sobre esto es el de las palomitas de maíz en el cine: si le dan un tarro gigante de palomitas de maíz, así usted sepa que comérselas todas no es bueno ni saludable, es muy probable que termine vacío. Si ese mismo tarro se lo dividen en partes, es muy probable que cada vez que termine uno de los paquetes pequeños, se pregunte si vale la pena seguir comiéndose el siguiente. La respuesta, en la mayoría de los casos, será que no.
Eso es lo que se llama puntos de decisión. Es decir, donde el individuo tiene que tomar decisiones de seguir o parar. En finanzas y, especialmente en ahorro, los puntos de decisión pueden venir dados por la división de recursos entre diferentes tipos de productos de inversión o cuentas bancarias. Al igual que en el ejemplo de las palomitas, si usted tiene todo en una sola bolsa (cuenta), puede suceder que la misma termine vacía. Pero si usted tiene una cuenta, un fondo de inversión colectiva y otro producto financiero, es bastante probable que si una de ellas termina vacía, piense antes de vaciar la segunda y tercera. Al igual que no se come las palomitas cuando están divididas, no se gasta todos los ahorros cuando los mismos están divididos también.
Las opiniones aquí expresadas reflejan el punto de vista personal del autor, y no son necesariamente la opinión de Old Mutal sobre los temas tratados
Columna de Manuel Felipe García Ospina
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