2022 está siendo un año extremadamente difícil, caracterizado por un alto grado de inestabilidad y agitación. La economía mundial atraviesa un periodo difícil y se mantiene la incertidumbre sobre el crecimiento futuro. Un cúmulo de noticias negativas está empañando el ánimo de los participantes en el mercado.
La barbaridad de la aparentemente interminable guerra de Ucrania es inquietante. En Asia, China está adoptando actualmente una línea dura de política de COVID cero, que está paralizando el comercio mundial. Al mismo tiempo, como resultado de algunos acontecimientos, a ambos lados del Atlántico estamos asistiendo a una inflación no vista en décadas, que está obligando a los bancos centrales a actuar. Pero se enfrentan a un dilema. Como los nubarrones se oscurecen en el horizonte económico, los bancos centrales tienen que responder subiendo los tipos de interés, aunque esto está provocando el nerviosismo de los mercados. En cualquier caso, hay que despedirse de los tiempos en que la inflación era tan baja como en los años posteriores a la crisis financiera.
Otra parte del panorama es que la transformación verde de la economía se está acelerando y reclama inversiones. En definitiva, podemos esperar que estos obstáculos y diversos temas mantengan a los mercados en vilo durante algún tiempo.
Lucha contra la globalización
Muchas empresas que se enfrentan a las perturbaciones de la cadena de suministro derivadas de la pandemia de coronavirus y los confinamientos, la guerra de Ucrania y el aumento de la inflación están tomando medidas. Están reorganizando e impulsando su producción local para sortear los posibles cuellos de botella mundiales. Esto está conduciendo a una mayor independencia.
Sin embargo, la desglobalización o la menor globalización también implican menos beneficios de costes derivados de la división internacional del trabajo. Esto, a su vez, está provocando un aumento de los precios y un menor crecimiento, con consecuencias muy diferentes para los distintos países y regiones. El continente europeo y Alemania, en particular, con su fuerte orientación a la exportación, se enfrentan a retos considerables.
Los cambios estructurales pueden ser una oportunidad de inversión
Durante la pandemia, la sociedad experimentó algunos cambios importantes. Nuevas formas de vida cotidiana y laboral surgieron o cobraron impulso a raíz de la crisis. Por esta razón, tiene sentido centrarse en las tendencias estructurales que pueden ofrecer oportunidades de crecimiento a largo plazo y compensar comparativamente bien cualquier pérdida.
Temas como la siempre presente digitalización están definiendo la vida y el comportamiento de las personas. Además, ha habido una nueva reflexión sobre la movilidad. El avance de la electromovilidad con la incorporación de nuevas funciones es un tema clave para el futuro de la industria automovilística (alemana), ya que contribuye a proteger el clima y a reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Se han cosechado algunos éxitos, y el número de nuevos vehículos eléctricos matriculados en los últimos años ha sido testimonio de la creciente aceptación entre el público en general.
En general, según Statista, el número de coches eléctricos superó el millón en 2021. La cuota de mercado de los vehículos eléctricos aumentó hasta una cuarta parte de todas las nuevas matriculaciones. Asimismo, China es el país en el que se produce y matricula el mayor número de coches eléctricos.
Además, la Comisión Europea presentó recientemente el plan REPowerEU para la transición del sistema energético europeo. La Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, señaló que se necesitan inversiones y reformas masivas. REPowerEU pretende acelerar la introducción de energías renovables para sustituir a los combustibles fósiles. Otras megatendencias estructurales son la computación en la nube -o cómo capitalizar el crecimiento del volumen de datos (los datos como nueva mercancía)- y el auge del comercio electrónico de material deportivo. Lo que tienen en común estas tendencias es que se producen al margen de la evolución económica y que son de naturaleza a largo plazo.
Asía es donde están pasando cosas
Ser capaz de reconocer las tendencias es una cosa, pero ¿qué empresas se están beneficiando y en qué regiones se encuentran? Estados Unidos ha impulsado las tendencias y las innovaciones en las últimas décadas, y ha escrito él mismo las reglas. El continente asiático, especialmente China, intenta ahora hacer lo mismo y no pierde el tiempo. La innovación suele producirse ahora en Asia, donde hay mucho más espíritu innovador que en gran parte del mundo occidental
Por ejemplo, China está invirtiendo mucho en la creación de infraestructuras de carga para coches eléctricos. Al mismo tiempo, los fabricantes de baterías para la e-movilidad están ganando importancia en todo el mundo. Los proveedores son cada vez más potentes. Los proveedores más importantes de baterías para coches eléctricos se encuentran en Asia. Con la excepción de Tesla, todos los mayores fabricantes de baterías para coches eléctricos proceden de Asia oriental y tienen una cuota de mercado mundial superior al 90%.
En definitiva, la transición energética está aumentando la demanda de los correspondientes productos semiconductores en particular. Las empresas asiáticas, en particular, se están beneficiando debido a su dominio del mercado. De este modo, Asia está socavando a Europa, pero también a EE.UU. en mayor medida, y se está convirtiendo en el líder. No es de extrañar que el gasto chino en investigación y desarrollo (I+D) alcanzara un nuevo récord el año pasado.
Hasta la fecha, el crecimiento de la importancia de Asia no se ha reflejado adecuadamente en el mercado internacional de capitales. Por ejemplo, el MSCI World contiene relativamente pocos valores asiáticos. En este sentido, merece la pena considerar una reasignación hacia Asia, además con un enfoque a largo plazo.
Aunque la economía china se está ralentizando considerablemente como consecuencia de los confinamientos, las autoridades de Pekín no se quedarán de brazos cruzados. Hay demasiado en juego. Deberían producirse amplios estímulos fiscales y el banco central chino puede y probablemente flexibilizará aún más su política monetaria, en contraste con muchas otras naciones industrializadas. Esto, a su vez, podría estimular la economía, con los correspondientes efectos positivos para el crecimiento mundial. Además, consideramos que muchas de las noticias negativas ya han sido descontadas en el mercado y que ahora es un buen momento para entrar en el mercado.