El final del verano y el inicio del otoño puede ser un momento difícil para hacer predicciones de mercado. Ya hemos dejado atrás el resultado del referéndum británico, meses de tipos de interés negativos en la mayor parte de Europa y una serie de datos económicos mediocres.
En un resumen elocuente de las distracciones de las últimas semanas, el Financial Times británico señaló acertadamente que el número de medallas que Reino Unido ganó en ciclismo en los Juegos Olímpicos de Río es mayor al de los negociadores comerciales de los que dispone el país capaces de trabajar en el Brexit. Estos últimos van a ser más importantes para la mayoría que los primeros en los próximos años, dicho sea con el mayor respeto y admiración por los atletas.
La política seguramente contribuirá a la incertidumbre en las siguientes semanas y meses, lo cual, en mi opinión, resulta lamentable. Este año aún están por llegar las elecciones en Estados Unidos, la perspectiva de una política monetaria más estricta en EE.UU. y, posiblemente, una mayor flexibilización monetaria del Banco Central Europeo. A finales de año también conoceremos los resultados del referéndum italiano sobre la reforma electoral, y aún estaremos intentando vaticinar lo que pasará en las elecciones nacionales en Francia y Alemania de 2017.
¿Está evolucionando el crecimiento?
En cuanto a lo que está ocurriendo entre las empresas, las noticias han estado en consonancia con unas expectativas bastante moderadas. La clave aquí es que las expectativas han sido bajas, ya que el crecimiento sigue siendo bajo. Teniendo en cuenta que la mayoría de las empresas están generando liquidez, invirtiendo pequeñas cantidades en expansión y desarrollo y devolviendo una parte a los accionistas, en el ambiente parece respirarse una especie de «equilibrio tranquilo»; allá donde los gobiernos fracasan, hay una empresa para recoger el testigo.
La empresa española Amadeus, por ejemplo, especializada en emisión de billetes aéreos y sistemas informáticos, está ampliando su negocio a los sistemas de reservas hoteleras para que los hoteles gestionen su capacidad, sus precios y costes generales de manera más eficaz. Ha seguido creciendo con los clientes ya existentes y ha ido captando otros nuevos.
Así pues, a pesar del susto del año pasado, cuando la aerolínea alemana Lufthansa añadió una tarifa por el uso de intermediario para intentar que los particulares se saltasen las agencias de viajes y reservasen directamente, Amadeus, no obstante, siguió experimentando un alto crecimiento en el primer semestre de 2016. Por cierto, a Lufthansa, al igual que otras aerolíneas, se le han dificultado bastantes las cosas en un entorno deflacionario con un exceso de capacidad.
La ruta de las fusiones y adquisiciones hacia la expansión
Asimismo, se está observando una mayor actividad societaria (fusiones y adquisiciones) en Europa. Muy poco después del referéndum británico, una de las mejores empresas tecnológicas y de crecimiento del Reino Unido, ARM, aceptó una oferta de la empresa japonesa Softbank. La prima del 40% elevó el precio de sus acciones a un nivel que, según las estimaciones razonables, habría llegado igualmente en 2019. No obstante, la lectura negativa es que poco queda ya para que otra gran empresa británica acabe desapareciendo.
En otro orden de cosas, Bayer está en proceso de comprar la productora agrícola estadounidense Monsanto, y Linde, una empresa alemana especializada en gases industriales, ha confirmado que está negociando con su rival estadounidense Praxair con vistas a una fusión. En un entorno de bajo crecimiento con tipos de interés bajísimos, las alianzas de este tipo parecen más factibles.
El enigma de los tipos de interés
Sigue mediando una creciente tensión entre el soporte de los tipos de interés más bajos, los rendimientos negativos de los bonos y la renta variable, situada en máximos históricos de valoración, a pesar de las modestas perspectivas de crecimiento. Es muy posible que se produzca un ajuste, sobre todo si finalmente aparecen señales de inflación.
En Reino Unido, por ejemplo, parece inevitable, en mi opinión, que las presiones inflacionarias remonten a partir de aquí, posiblemente rebasando el 3% en los próximos 12 meses, debido a la devaluación de la libra esterlina. Queda por ver si el Banco de Inglaterra conseguirá mantener unos tipos de interés tan bajos, cuando acaba de reducirlos a otro mínimo histórico debido a los temores de una fuerte desaceleración tras el brexit. Por lo tanto, a la luz de estas contradicciones y de la creciente incertidumbre, puede que el próximo otoño se presente aún más difícil para los mercados.
En este entorno, me parece que la calidad a un precio razonable es posiblemente el camino correcto a seguir. Tras la pequeña inversión a finales del año pasado por parte de Atlas Copco -proveedor de equipos industriales británico- en una enseña más cíclica y de calidad, estamos detectando un mayor debate sobre la posibilidad de una mayor flexibilización fiscal en Europa, que debería impulsar de nuevo la demanda de equipos. Esto ha demostrado ya ser favorable. En términos más generales, la renta variable sigue estando bien sustentada por los rendimientos por dividendos y el crecimiento constante, aunque modesto. Esto debería bastar para que el inversor paciente obtenga unos rendimientos razonables.
Tim Stevenson es portfolio manager del Henderson Horizon Pan European Equity Fund.