En años recientes, las inversiones socialmente responsables y ambientalmente sostenibles han capturado la imaginación del gremio financiero. La herramienta ASG (basada en factores ambientales, sociales, y de gobernanza, o ESG, por sus siglas en inglés) ha heredado todos los esfuerzos de responsabilidad social, con décadas de ser una ambición de académicos y empresarios y, que pretende desarrollar una medida estandarizada que compare estos factores entre empresas, en su intento de «mejorar el mundo y aun así ser rentables».
Estudios recientes han demostrado que los índices ESG pueden preparar al inversionista mejor para una recesión o un crash de bolsa y que son un buen añadido al portafolio para lograr mejor diversificación y reducción del riesgo. Muchos de estos trabajos se centran en los EE.UU. y Asia, en donde el volumen de empresas certificadas es amplio, aunque la evidencia también causa escepticismo entre académicos, argumentando que las mediciones de cada criterio no son consistentes al cien por ciento.
Un nuevo estudio de la Sociedad CFA de México y el Think Tank Financiero de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey, titulado “Diversifying Risk and Beating the Market through ESG Evidence from Latin-America” revela que las estrategias de inversión basadas en ESG son alternativas de inversión viable y con un peril atractivo de retorno ajustado al riesgo para renta variable en Estados Unidos y algunos países de América Latina.
El artículo examina la inversión en empresas que aplican eficientemente las políticas prescritas por la herramienta ESG, comparando los índices construidos con esos criterios -y que produce la empresa Standard and Poor Dow Jones para la mayoría de los países de Latinoamérica y de Estados Unidos- contra el índice general de las bolsas de cada país, en el período que comprende de septiembre de 2015 a diciembre de 2022.
El objetivo central del estudio es responder a las siguientes preguntas: ¿Pueden los índices ESG presentar mejores retornos ajustados por riesgo que el de los índices generales del mercado?; ¿Son estos índices más volátiles que los del mercado en general?; ¿Es la inversión en ESG valiosa en los mercados latinos (Brasil, México, Chile, Perú y Colombia)? Y, ¿Qué factores macroeconómicos pudieran explicar los diferenciales -si los hubiera- entre la inversión en índices ESG y el índice general de cada país?
El estudio encuentra que de hecho hay eco en los mercados por el tema de ESG en el período estudiado, pero los resultados son mixtos para los países latinos. En particular encuentra que del 2015 al 2021 Estados Unidos, México y Colombia presentan retornos favorables para los índices ESG comparados con el mercado en general, pero en Brasil, Chile y Perú más bien la ganancia mayor se da en el índice del benchmark. Más aún, cuando se añade el año 2022, el retorno ajustado por riesgo acumulado para todo el período ya no favorece a Colombia, sino solamente a Estados Unidos y a México.
El estudio también encuentra que no hay una diferencia estadísticamente relevante en la volatilidad que presentan estos índices, y por lo mismo, los efectos de diversificación que pudieran lograrse son indistinguibles de la que se percibe invirtiendo en el benchmark de cada país, creando solamente un efecto proporcional en las medidas de riesgo del portafolio, indicando con ello, que no hay una mejoría o deterioro claro en la diversificación cuando se aplican los filtros ESG en países latinos.
Tratando de encontrar también sentido económico en cuanto a los factores detrás de este resultado, el estudio encuentra un pobre poder explicatorio de variables como el riesgo país, el precio del oro, el dólar, el factor calidad o la inflación, por lo que los autores proponen la “hipótesis del hábitat” como viable para explicar por qué algunos índices ESG mejoran a sus benchmarks, y en ella, se plantea que hay acciones dentro de la composición del índice ESG cuya exposición a ciertos factores de éxito les permite contabilizar su desempeño favorable, por lo que también pudiera esperarse un comportamiento cíclico en los diferenciales positivos que surjan, toda vez que estos factores de éxito entran y salen de la preferencia de los mercados según corresponda al momento del ciclo económico.
A la luz de lo anterior, puede corroborarse que el año 2022, que mostró grandes ganancias para el sector energía, debido a la guerra rusa en Ucrania, propició un reacomodo de las inversiones del mercado hacia ese sector, el cual cumple muy de lejos con los criterios de ESG, siendo ésta quizás la mejor explicación de porqué muchos de los países que estuviesen muy expuestos a ese sector, mostrarían un peor desempeño en tales índices cuando se les compara contra su benchmark.
En conclusión, el estudio encuentra que si hay cierta relevancia en la inversión en índices ESG, pero ésta no es consistente a lo largo del continente americano y el argumento de la diversificación no se sostiene con solidez; también, las razones de esta mejora podrían deberse a los sectores que habitan tales índices, en el énfasis que se logra contra lo que tiene un índice tradicional, pero esto no se puede corroborar con certeza por no ser aún transparente el contenido detallado de cada uno.
Columna de la CFA Society México, escrita por Jorge Arturo Martínez-González, CFA