Tenemos un problema fiscal en Estados Unidos. Con más del 6% del PIB, no se puede negar que el déficit estadounidense es anormalmente grande. Históricamente, sólo se han observado brechas fiscales similares en tiempos de guerra o como respuesta política a una recesión. La media a largo plazo desde 1969 para el déficit estadounidense en años sin recesión se sitúa en el 3,5% del PIB, muy por debajo del nivel actual. Desgraciadamente, hay pocas posibilidades de que las autoridades estadounidenses presten atención a las cuestiones fiscales a corto plazo, dadas las próximas elecciones presidenciales. Por lo tanto, los déficits más altos están aquí para quedarse por ahora.
Por ahora, el riesgo para los mercados derivado de los déficits fiscales parece limitado. Sin embargo, los inversores están cada vez más preocupados por el deterioro de la situación fiscal de EE.UU. y los déficits fiscales, más altos durante más tiempo, que podrían contribuir a una corrección al alza de los tipos de mercado. En otras palabras, después de que la actuación política de la Reserva Federal provocara una subida sustancial de los tipos a partir de marzo de 2022, el temor es que el Tesoro estadounidense tome el relevo como riesgo alcista clave para los tipos. Aunque es importante vigilar la dinámica fiscal, no creemos que la política fiscal represente un riesgo importante para el mercado, al menos a corto plazo.
Por otra parte, los déficits excesivos plantean muchos retos. En primer lugar, el mayor déficit debe financiarse, lo que presiona al Tesoro estadounidense a emitir más deuda. Más importante aún, un déficit mayor de lo deseable significa que el margen de maniobra es limitado, dejando a los responsables políticos con menos munición en caso de choque macroeconómico. Por último, un fuerte estímulo fiscal en un momento en que la economía aún va bien puede provocar su recalentamiento. Este resultado podría limitar la capacidad de la Reserva Federal para normalizar su política tras su reciente y agresivo ciclo de endurecimiento.
La falta de disciplina fiscal podría convertirse en un riesgo importante a medio plazo, que podría llevar a los inversores a deshacerse de los activos estadounidenses si no se aborda.
El atractivo de la deuda pública estadounidense en comparación con la de otros países o regiones
En general, la deuda pública resulta atractiva en muchos mercados, dados sus elevados rendimientos históricos. Los rendimientos son más altos en EE.UU. que en la mayoría de los mercados, lo que significa que la demanda de bonos del Tesoro estadounidense probablemente seguirá siendo fuerte. En cuanto a la posibilidad de que los rendimientos bajen -contribuyendo así a la rentabilidad total de la renta fija-, vemos un mayor potencial en la zona euro, ya que creemos que el BCE será más proactivo con su ciclo de relajación que la Reserva Federal. En otras palabras, nuestra convicción sobre la duración es mayor en Europa.
Tribuna de Benoit Anne, director del grupo de soluciones de inversión de MFS Investment Management.