El impulso crediticio de China se ha derrumbado y el de EE.UU. va en la misma dirección. Ahora, la decisión del presidente estadounidense Trump de imponer fuertes aranceles sobre el acero y aluminio importados anuncia una desaceleración enormemente perjudicial en los flujos comerciales. Los aranceles suponen un impuesto masivo para los consumidores estadounidenses y han hecho que la probabilidad de recesión en los EE.UU. en los próximos 12 meses se haya disparado al 70%.
En más de 30 años nunca he visto suposiciones y premisas más incorrectas que las presentadas por la administración de los EE.UU. sobre el comercio. El asesor de comercio de Trump, Peter Navarro, es el mayor riesgo para el crecimiento en este momento. Los aranceles aumentarán los precios para los consumidores estadounidenses: de hecho, es un impuesto al consumo si tenemos en cuenta que algo así como el 40% de todos los productos vendidos en Walmart son producidos por China o Asia.
Además, detener el comercio reducirá el déficit de EE.UU., pero significará un menor crecimiento: los votantes estadounidenses pasarán de gastar el dinero que no tienen (déficits de cuenta corriente) a gastar menos para ajustarse tanto a los precios más altos, como a un menor crecimiento.
Impacto en el dólar y la inflación
El dólar estadounidense se debilitará aún más mientras que el crecimiento pronto mostrará que EE.UU. está en un ciclo tardío, en lugar de en un nuevo ciclo. La inflación no estructural se mantendrá alta. El impulso crediticio de EE. UU., que adelanta la economía real entre 9 y 12 meses, ha estado en contracción desde el tercer trimestre de 2017. En el segundo trimestre, se encontraba en el 0,4% del PIB y en el tercer trimestre cayó a menos del 0,7% del PIB. En una economía altamente apalancada como la de EE.UU., el crédito es un determinante clave del crecimiento.
En los próximos trimestres, la menor generación de crédito se traducirá en una menor demanda y una menor inversión privada, que podría mitigarse parcialmente con la reforma fiscal de Trump. Existe una correlación alta de 0.70 entre el impulso de crédito de los EE. UU. y la inversión privada fija y una correlación significativa de 0.60 entre el impulso de crédito y la demanda interna final.