¿Cuál escogería usted para agregarle valor a su cartera de inversiones privadas – el fondo más reciente de un acopiador de activos o el de un creador de valor? Es una pregunta importante que amerita pensar pausadamente. Es un tema de mucha importancia porque frecuentemente los inversores toman decisiones erróneas, e incrementan su perfil de riesgo y reducen su probabilidad de obtener rentabilidades decentes cuando las cosas no van acorde a lo planeado.
A medida que las inversiones privadas se vuelven un componente importante de un portafolio diversificado, representando entre un 10% al 40% para familias de alto patrimonio e instituciones, los gestores de inversiones privadas han respondido de dos maneras. Algunos eligen aceptar cuantos compromisos de capital puedan, enfocando sus esfuerzos en expandir sus activos bajo manejo (AUM’s) así como la variedad de estrategias de fondos que ofrecen. Otros continúan enfocando sus energías en crear valor y en lo que son buenos. A pesar de que muchos afirman que pueden lograr ambos objetivos, muy pocos pueden.
¿Por qué es tan difícil lograr con éxito los objetivos de acopiar los máximos activos para tus estrategias, expender con abundancia el numero de estrategias, continuar el enfoque en crear valor dentro de cada estrategia sin sacrificar rendimientos o incrementando el perfil de riesgo? La respuesta – incentivos. Los incentivos dictan comportamientos, estos objetivos tienen caminos que compiten en cómo llegar hacia la riqueza.
En el pasado antes que los gestores levantaran fondos multibillonarios, su prioridad fundamental e incentivo era generar una utilidad (ganancia) significativa para que ellos lograran ganarse su 15%-20% de la utilidad (carry). Si lograban crear valor (lo cual significa no competir por las mismas empresas y sobre pagar, no apalancarse mucho u otras formas de toma de riesgo, aplicando planes de crecimiento disciplinados, y vendiendo la empresa a un comprador estratégico después de 5 años de esfuerzos de creación de valor), buscaban levantar capital para otro fondo (quizás del mismo tamaño o un poquito más grande), y con foco consistente a lo largo del tiempo creaban riqueza personal para sus inversores y ellos mismos.
A medida que el activo de capital privado (private equity) creció en popularidad y el dinero fluyó, los gestores que adoptaron la estrategia de acopiador de activos lo hicieron por que cobrar 1,5%-2% anual sobre un monto mas grande de activos era el camino más fácil y rápido a las riquezas. 1,5% al año de un fondo de 10.000 millones de dólares, genera 1.500 millones en cuotas a lo largo de 10-12 años (eso es mas que necesario para pagar salarios y costos de oficina). A medida que más dinero fluyó a estos acopiadores de activos, quienes inicialmente construyeron su marca usando una estrategia de creación de valor, sus empresas empezaron a ser más competitivas y presionar en poner capital a trabajar más rápido, permitiéndoles levantar aún más activos bajo manejo. Impulsados por estos incentivos, las normas de inversión han bajado como resultado. Su estrategia de venta cambió de un “tenemos como meta un 20% de TIR,” a un “ahora tenemos de meta un 15% de TIR,” a “deberían de agradecernos por entregar un 10%-12% de TIR” (mientras tanto sin mencionar como muchos de ellos han incrementado sus perfiles de riesgo a lo largo del tiempo).
Cuando revise sus decisiones recientes de inversión, miren los incentivos de sus gestores y que tan personalmente alineados están a sus objetivos. No tenga miedo de entrar en detalles para obtener respuestas. ¿Han cambiado su modelo de negocios? Si ha cambiado, ¿de qué manera? ¿Su perfil de riesgo ha incrementado? ¿Por qué? ¿Han comprometido personalmente un monto significativo de su propio patrimonio en el mismo fondo o es que el gestor le está subsidiando su compromiso de capital? ¿Cómo se compara el modelo de sus normas de invertir contra fondos anteriores? ¿Cómo ha cambiado su entorno competitivo? ¿Ha cambiado su foco? Sí es posible tener mejor resultados y mejor alineamiento con gestores, lo que toma es mas esfuerzo de nuestra parte.
Columna de Alex Gregory