El Premio Nobel de Economía ha sido concedido a los economistas David Card, por sus contribuciones empíricas a la economía del trabajo, así como a Joshua Angrist y Guido Imbens, por sus contribuciones metodológicas al análisis de las relaciones causales.
David Edward Card es canadiense, se doctoró en Economía en la Universidad de Princeton y es profesor de Economía en la Universidad de California en Berkeley. Joshua Angrist es economista israelí-estadounidense, y profesor Ford de Economía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Guido Imbens es economista neerlandés-estadounidense, y profesor de Economía en la Stanford Graduate School of Business de la Universidad de Stanford.
En el caso de Card, sus investigaciones han tenido impacto en áreas como la fiscalidad, el estado de bienestar o la reforma de las pensiones. A través del uso de experimentos naturales Card ha analizado los efectos sobre el mercado laboral de los salarios mínimos, la inmigración y la educación. En concreto, sobre el salario mínimo ha realizado experimentos para investigar cómo su incremento afecta al empleo.
Por su parte, Angrist e Imbens han recibido el Nobel por sus contribuciones metodológicas al análisis de las relaciones causales. En concreto, a mediados de los 90 demostraron cómo se pueden extraer de los experimentos naturales conclusiones precisas sobre las causas y efectos de un fenómeno, lo que ha sido adoptado por los economistas que trabajan con datos observacionales.
El otorgar el Nobel a estos tres economistas, es un reconocimiento a una forma de hacer economía, la revolución de la economía empírica.
Muchos de los grandes asuntos en ciencias sociales tienen que ver con las relaciones de causa efecto. ¿Cómo afecta la inmigración a los salarios y los niveles de empleo? ¿Cómo una mayor educación puede afectar al sueldo futuro de una persona?; Estas cuestiones son difíciles de resolver porque no tenemos nada con qué comparar. Sin embargo, ellos han demostrado que es posible responder a estas preguntas usando experimentos naturales, en los que, bien por sucesos fortuitos, bien por cambios en las políticas, varios grupos de personas reciben un trato diferente.
Pero, creo que lo más significativo este año en el Nobel de Economía, es que premia la tesis que rebate los efectos negativos de subir el salario mínimo, tal como defiende Card, en un tema de actualidad en los últimos tiempos, en varias economías avanzadas, entre ellas España. Las conclusiones de una investigación realizada en el Estado de New Jersey a principios de los noventa desafiaron las ideas establecidas al demostrar, entre otras cosas, que los aumentos en el mínimo salarial no tienen por qué conducir necesariamente a la destrucción de empleo, como se pensaba hasta entonces. Ese trabajo, ha formado parte de la munición argumental de quienes defienden mayores subidas del suelo salarial.
Pero, este sigue siendo un tema de debate … El Banco de España reportó que la subida del salario mínimo en 2019 redujo el empleo hasta un 1,1%.
La subida del 22% del salario mínimo interprofesional (SMI) en 2019, hasta llegar a los 900 euros mensuales, disminuyó entre un 0,6% y 1,1% a la creación de empleo en 2019. Además, esta bajada afectó especialmente a los jóvenes y los mayores de 45 años.
La mayor subida del SMI en la democracia derivó en un menor crecimiento del empleo en el colectivo que percibe los salarios más bajos. Asimismo, supuso un mayor impacto adverso sobre el empleo de los colectivos de mayor edad y una reducción más acusada de las horas trabajadas y del flujo de creación de empleo para los jóvenes.
En términos de elasticidad del empleo, el Banco de España estimó que por cada punto porcentual de subida del SMI, habría un menor crecimiento del empleo de los trabajadores directamente afectados de entre 0,3 y 0,5%.
¿Entonces, es válida la tesis de Card?
Como comentaba anteriormente, los estudios de Card datan de principios de los 90 en New Jersey; no sé cuáles eran las condiciones económicas concretas en ese momento y lugar, pero creo que el efecto del SMI depende del momento económico en el que se analice. En una economía en crecimiento, la subida del SMI tendrá un impacto menor en la creación de empleo, que si el escenario es el de una economía más contraída.
En cualquier caso, estos son los principales pros y contras de la subida del SMI:
Argumentos que se manejan a favor de la subida:
Aumentará la renta disponible de los hogares y, por tanto, el consumo.
Servirá para reducir la pobreza en los hogares.
Salarios más altos tienen ventajas para la recaudación impositiva en aspectos como el IVA y cotizaciones sociales.
Argumentos que se manejan en contra de la subida:
Un salario mínimo muy elevado puede suponer una barrera de entrada al mercado laboral
La subida es muy relevante para los trabajadores menos cualificados, de modo que afectará especialmente a las mujeres y los jóvenes, lo que implicará menos contrataciones y despidos.
Las empresas serán quienes financien esta subida del SMI, de modo que afectará especialmente a las compañías de más baja productividad.
Puede llegar un momento en el que las empresas no puedan pagar ni contratar a nadie.
Seguramente implicará una subida de las pensiones en el mismo sentido, lo que supondrá incremento del gasto público.