Es improbable que las rentabilidades de la renta fija en los cinco próximos años igualen las de los cinco últimos años. La volatilidad de mercado a la que hemos asistido en los cinco últimos trimestres ha vuelto, sin embargo, a respaldar adicionalmente el argumento a favor de los bonos convertibles como parte de la diversificación de una cartera. ¿Para mí el enigma estriba en por qué los bonos convertives parecen seguir estando fuera de la visión periférica de una cantidad tan grande de inversores institucionales?
La cartera de inversores en bonos convertibles ha registrado un cambio sustancial desde el estallido de crisis financiera en 2008. Actualmente predominan los inversores finales, mientras que la influencia de los hedge funds y las mesas de negociación por cuenta propia ha descendido considerablemente. Este cambio ha reducido notablemente el riesgo de que lo sucedido en 2008 se repita en el mercado de este tipo de activo.
A nuestro juicio, que esto sucediera es el único argumento bajista potencialmente evidente para los convertibles. No obstante, en este momento no pueden negarse las cualidades en materia de diversificación que ofrecen en una cartera. Esto queda especialmente confirmado por su brillante evolución histórica, anotándose una de las más altas rentabilidades ajustadas al riesgo entre las diferentes clases de activos tradicionales.
En nuestra opinión, los convertibles constituyen un excelente vehículo en períodos de incertidumbre, ya que se han comportado satisfactoriamente en numerosos ciclos de inversión. Un bono de este tipo participará de las subidas de mercado, a la vez que estará protegido contra las caídas (suelo del bono). La convexidad resultante permite a los inversores beneficiarse de dos terceras partes del potencial alcista de la acción subyacente y exponerse a una tercera parte del riesgo de caída. Durante ciclos económicos complicados, los convertibles serán una potente arma diversificadora de la cartera. De ahí que nuestra filosofía de inversión consista en maximizar la participación en la evolución de la renta variable por cada unidad de riesgo, basándonos en cuatro aspectos:
- Estructura del bono convertible
- Preservación del capital/solvencia crediticia
- Factores impulsores del potencial alcista de la renta variable identificados en el marco de nuestra selección temática
- Ajustes a escala de la cartera y control de riesgos
Actualmente, los dos temas de mayor peso en nuestra cartera son la computación en la nube y el gasto en atención sanitaria. Consideramos que el segmento de computación en la nube ‒recursos informáticos y datos compartidos bajo demanda‒ seguirá experimentando un crecimiento exponencial, ya que aporta tanto a empresas como a particulares eficiencias en términos de costes y velocidad. De manera similar, confiamos en que el crecimiento del gasto en atención sanitaria continuará siendo mayor que el crecimiento del PIB en las economías desarrolladas, habida cuenta de las crecientes demandas de una población en proceso de envejecimiento.
Hemos evitado el sector del petróleo y gas, donde prevemos que persistirá la inestabilidad a medio plazo. Desde una perspectiva regional, no hemos estado invirtiendo en empresas de China y de algunos otros mercados emergentes. La falta de transparencia en materia de buen gobierno corporativo en estos mercados ha menoscabado nuestra confianza en la protección frente a caídas, un factor clave a considerar en nuestro proceso.
Los bonos convertibles ofrecen una pasarela entre los mercados bursátiles y la renta fija. Se han comportado muy bien en entornos de tipos de interés al alza; históricamente, su evolución ha sido satisfactoria en escenarios de bajos rendimientos, como sucedió en Japón. Por ejemplo, los bonos convertibles presentan una correlación negativa o muy baja con los valores de deuda pública y con la deuda investment grade. Su correlación con la deuda high yield es del 60% y con las acciones del 92%. De este modo, los bonos convertibles equilibrados ofrecen a los inversores una rentabilidad ajustada al riesgo mejor que otras clases de activos tradicionales.
En este contexto, por bonos convertibles “equilibrados” se entiende los convertibles en su sentido más puro, a diferencia de los bonos convertibles con precios de conversión muy por encima o muy por debajo del precio de las acciones subyacentes. El término bonos convertibles “equilibrados” también excluye los convertibles de conversión forzosa, que se convierten en acciones al vencimiento, y los denominados BC sintéticos, que habitualmente consisten en una combinación de bonos y warrants.
No obstante, sea cual sea el contexto, nadie puede discutir las cualidades en materia de diversificación de una cartera que los convertibles efectivamente ofrecen.
Tarek Saber es Jefe de Bonos Convertibles en NN Investment Partners.