Hoy les voy a hablar de la serie del momento, esa que acaba de terminar en su cuarta temporada. Pero no voy a adelantarles nada a quienes no llegaron al final. Como se dice: no voy a spoilear. Voy, antes que otra cosa, a responder una pregunta: ¿por qué Succession es un éxito? Básicamente, porque Logan Roy, el padre de los cuatro hermanos que disputan su reinado corporativo, no planificó su patrimonio. No dejó hecha, como el nombre de la serie lo indica, una sucesión.
La trama y los conflictos que se ven en la serie constituyen una brillante explicación de los beneficios de la planificación patrimonial. ¡Yo no lo podría haber explicado mejor! De hecho, de haber existido una estructuración patrimonial correcta, no habría habido serie. Sin la incertidumbre y las peleas propias de la falta de planificación, Succession no habría sido posible. O al menos no habría sido un éxito ni se habría extendido por cuatro temporadas y 39 episodios.
¿Se imaginan una serie en la que, en el segundo capítulo, después de plantear los problemas que cada heredero vislumbra ante la posible muerte de su padre, se descubre que tiene lista una sucesión y que no hay nada para debatir, discutir, sin hilos sueltos, todo resuelto? No habría serie. Eso es lo que pasa con Succession(una gran serie, no tengo dudas). Eso es lo que pasa con la sucesión.
- Entender dónde uno está ubicado desde un punto de vista patrimonial;
- Delinear objetivos futuros y planificar a partir de ellos;
- Entender el sistema legal e impositivo del país o de los países donde se tengan bienes y/o haya herederos; y
- Conocer a fondo las herramientas disponibles para elegir las más adecuadas de acuerdo con los puntos 1, 2 y 3, ya que no todas las herramientas funcionan igual para todas las familias, para todos los objetivos y para todos los sistemas jurídicos.
A estas cuatro cuestiones básicas, podemos agregar dos más en el caso de familias de cierta envergadura: capacitar a los herederos en cuestiones financieras y de planificación patrimonial y hacerlos partícipes de la planificación o, al menos, mantenerlos informados. Siempre que se pueda, estos temas no deberían ser tabú en una familia. Cuanto más se conversen, cuanto más naturales sean, mejor. Seguro que la sucesión, cuando llegue, va a ser más aburrida, y no va a dar para una serie. Ni siquiera para una película. Pero tampoco se va a destruir valor ni se van a generar conflictos familiares.
Muchas personas llegan a mí o a Untitled, el estudio que fundamos hace más de una década –originalmente como Litwak & Partners– con el temor por lo que pueda pasar cuando ellos ya no estén. ¿Cómo proteger lo que tienen para que sus herederos lo mantengan, lo cuiden, lo disfruten? La respuesta siempre es la misma: estructurar el patrimonio (y educar correctamente a los herederos). La sucesión no es solamente dejar en manos de los hijos lo que uno tiene. Es dejarlo ordenado. Es definir, en caso de que haya muchas cabezas, en qué manos va a quedar cada cosa. La claridad, en estos casos, es fundamental.
Por eso no me voy a meter en detalles de la serie. Ya sabemos que para que funcione la serie es importante que no exista esa claridad. Que al menos algunos de los hijos crean que merecen el legado, o que el padre los hubiera elegido. Las disputas –la serie– nacen a partir de un error: no hay nada estructurado, no hay nada definido, no hay nada realmente pensado. Tengo que decirlo, con el perdón de los fanáticos: Logan Roy estuvo, en vida, pésimamente asesorado. O quizás fue demasiado soberbio para ponerse en la postura de quien necesita asesoramiento. Porque eso, desafortunadamente, también sucede.
Dicho esto: vean la serie. La van a disfrutar mucho. Y planifiquen sus patrimonios.
Martín Litwak es jurista, experto en planificación patrimonial y fundador del estudio Untitled