Ante la inminente retirada de la marea de estímulo monetario a escala mundial, solo unos pocos segmentos del universo de la renta fija tienen suficiente diferencial de amortiguación para absorber la transición a la era posterior a la relajación cuantitativa.
Seguimos convencidos de que la deuda emergente ofrece oportunidades interesantes, respaldada por el repunte cíclico a escala mundial, un contexto favorable para los precios de las materias primas y una mejora innegable de los fundamentales en varios países emergentes.
Si bien estamos haciendo un seguimiento de la inflación de los países desarrollados y esperamos un repunte, la mayoría de países emergentes se encuentra en una fase opuesta, en proceso de desinflación (Brasil, la India e Indonesia, entre otros), lo que permite una rebaja de tipos por parte de los bancos centrales.
Por último, estamos convencidos de que la normalización gradual de la política de los bancos centrales, siempre y cuando se comunique y se entienda correctamente y se lleve a cabo por las razones adecuadas —reducción del riesgo de caídas, mejora del crecimiento y aumento de la inflación—, no debería generar problemas para los activos de riesgo mundiales, ya que los mercados emergentes parecen ser resistentes.
Del mismo modo, mantenemos nuestra asignación a la deuda pública periférica, especialmente italiana. Se trata de uno de los pocos activos que se han revalorizado lo suficiente como para reflejar una prima de riesgo más razonable una vez finalizada la relajación cuantitativa.
De hecho, el estrechamiento de los diferenciales de la deuda italiana frente a la alemana ha quedado notablemente rezagado respecto de la compresión registrada en otras clases de activos europeos, como la renta variable y los bonos bancarios subordinados del país transalpino.
Asignación limitada a deuda corporativa
Aupado por preocupaciones políticas que consideramos pasajeras, este diferencial de amortiguación servirá para absorber la transición de las primas de riesgo a la era posterior a la relajación cuantitativa.
No obstante, en términos de la estructuración general de la cartera, mantenemos nuestro enfoque prudente a los mercados de renta fija mediante una duración modificada reducida y una asignación limitada a la deuda corporativa.
Pese a la relajación a corto plazo impulsada en gran medida por los acontecimientos políticos, seguimos convencidos de que el perfil riesgo/rentabilidad de las posiciones cortas en deuda pública del núcleo europeo (Alemania, Francia y Suiza) está orientado al alza.
En lo que a deuda corporativa se refiere, la selectividad sigue siendo clave. De hecho, los diferenciales de la deuda corporativa son demasiado bajos habida cuenta de la escasa calidad de los balances de las empresas y la previsión de un contexto de liquidez menos boyante a escala mundial.
A pesar de que recientemente recogimos beneficios en nuestra cartera de deuda corporativa, seguimos priorizando los bonos financieros, ya que la tendencia plurianual de reducción del riesgo, desapalancamiento y refuerzo de la legislación en el sector reduce el excesivo descuento por riesgo sistémico que todavía azota al sector.
Por último, en el plano de las divisas, hemos reducido de manera significativa nuestra exposición al dólar, pero hemos reforzado nuestra exposición al yen.
Charles Zerah es gestor de fondos en Carmignac.