Dada la asimetría del riesgo inherente a la inversión en renta fija, una evaluación correcta del riesgo es crítica. Al igual que los inversores en bonos, en MFS Investment Management estamos constantemente ponderando la compensación entre el riesgo y la recompensa de los instrumentos de deuda y creemos que una menor volatilidad tiene prioridad sobre la rentabilidad.
De forma ocasional, el rebaño del mercado nos recuerda a los inversores de una manera transcendental por qué un enfoque cauteloso debería estar garantizado. Uno de esos episodios ilustra la forma en la que pensamos sobre la gestión de los riesgos a la baja.
Desde 2010 hasta finales de 2014, los precios de la energía y de los instrumentos de deuda relacionados estaban relativamente tranquilos conforme el precio del petróleo cotizaba en un rango entre los 75 y los 110 dólares por barril. A principios del tercer trimestre de 2014, sin embargo, en medio de un exceso de demanda global y unas preocupaciones crecientes sobre el crecimiento económico en China, los precios comenzaron a caer y no tocaron fondo hasta principios de 2016, cuando llegaron a tocar los 26 dólares por barril. El colapso del precio causó estragos en los flujos de efectivo de las compañías de energía y en su capacidad para pagar sus pendientes obligaciones de deuda. Algunas empresas incluso se declararon en quiebra. Para los supervivientes, los diferenciales se ampliaron significativamente y los inversores en bonos tuvieron que soportar diferentes penalidades dependiendo de la selección del crédito que hubieran realizado y de su nivel de exposición.
Pero no todos los subsectores de la industria energética se vieron impactados en la misma medida. Las empresas de exploración y producción son empresas que toman el precio -el precio de su producto está determinado por el mercado- y consecuentemente sus flujos de caja son altamente sensibles a los precios del crudo. Como consecuencia, tienden a tener un crédito de alto riesgo en comparación con un universo similar de bonos corporativos. Durante el mismo periodo, la deuda emitida por empresas refinadoras tuvieron un comportamiento significativamente mejor dada su menor correlación a los precios del crudo. Las empresas refinadoras dan servicio a diferentes etapas del proceso de producción y tienen un perfil de negocio muy diferente, con una volatilidad de flujos de caja mucho menor.
Creemos que las empresas de refinería ofrecieron un riesgo significativamente menor y nos proporcionaron confianza suficiente como para sobre-ponderarlas cuando los diferenciales de todo el sector energético se ampliaron en 2015. Resultó que el aumento del subsiguiente precio del petróleo apoyó al sector de exploración y producción y le permitió recuperarse junto con al sector de refino. Pero el resultado podría haber sido muy diferente si los precios del crudo no se hubieran recuperado. Mientras no tenemos necesariamente una convicción sobre la dirección futura de los precios de la energía, una caída de los precios podría desplegarse en cualquier momento y como resultado de los eventos geopolíticos, dislocaciones económicas o incremento en la oferta de crudo y similares. En nuestra forma de ver, esto hace que una selección de crédito juiciosa y un cuidadoso análisis del riesgo en el sector energético sean críticos, dado el mandato de las carteras de renta fija.
Columna de Robert M. Almeida, gestor institucional de renta variable, y Robert D. Persons, gestor de renta fija, ambos en MFS Investment Management.