Con el comienzo del año, el escrutinio de la renta variable, una de las clases de activos más cotidiana, es un ejercicio de primer orden para cualquier analista, gestor, intermediario financiero o inversor. El análisis del ciclo, los beneficios esperados, las rentabilidades por dividendo o la interpretación de múltiplos, todo ello en términos absolutos y relativos, son algunos de los instrumentos que utilizamos para tratar de descifrar el valor intrínseco de una compañía o mercado.
Pues bien, sin ánimo de caer en lo que un día de 1991 French y Poterba bautizaron como “home bias” (al cerciorarse de que los inversores americanos contaban en sus carteras de acciones con un 94% de compañías estadounidenses pese a que en aquel momento Estados Unidos representaba el 48% del mercado mundial de renta variable), si analizamos el Ibex por unos minutos, podemos decir que 2018 puede ser el año para mirar “de puertas hacia adentro”.
- El Ibex estrena temporada tras un mal comportamiento en relativo y pese a lo esperado por el mercado, lo que da lugar a valoraciones atractivas (PER forward 12 meses en relativo al Eurostoxx50 por debajo de la media de los últimos 25 años).
- Con unos ROE a la par de los de las compañías europeas, el bajo rendimiento de la bolsa española con respecto al del Eurostoxx no responde a fundamentales o, lo que es lo mismo, España ofrece el mismo nivel de ROE que la bolsa europea (de aproximadamente un 8%) a precio/valor en libros muy inferior.
- La correlación entre los beneficios esperados a 12 meses y el comportamiento del Ibex está prácticamente en mínimos desde verano (momento en que la incertidumbre política se ponía más en precio); esto puede dar lugar a un esperado rerating, posiblemente materializable con la publicación de los resultados empresariales del cuarto trimestre.
- Pese a la buena tendencia de las empresas y su desapalancamiento generalizado, el beneficio por acción del Ibex sigue muy por debajo de niveles precrisis, lo que demuestra el enorme recorrido existente en valoración de las compañías españolas.
- No se espera que el efecto negativo para las compañías españolas de la traslación de divisas en 2017, año de fortaleza indudable del Euro, se repita con tanta fuerza en 2018.
- Rentabilidad por dividendo esperada para el año actual, tan sólo superada por el Footsie100 (medida sobre los principales índices europeos, el S&P500 y el Nikkei225).
Aunque el efecto negativo que la incertidumbre política de 2017 tuvo en el mercado español es innegable, y pese a que dichas inquietudes no se han disipado, la situación actual de recuperación de la economía española es notable y coge tracción. Esto ha de actuar como amortiguador en caso de renovados recelos que pudieran transformarse en caídas de mercado:
1) Las previsiones de crecimiento para los próximos años son las mayores de la Eurozona; además, el crecimiento es ahora más sano y equilibrado, con un sector de construcción que cede peso en la balanza comercial a favor del turismo y con una demanda doméstica que crece con fuerza.
2) La competitividad de la economía española se muestra en el crecimiento armonizado de las exportaciones netas desde el año 2010; esto ha sido posible gracias a la contención de los costes laborales unitarios y a la normalización de la disponibilidad y el coste del crédito a tasas similares a las alemanas y francesas (Fitch señalaba en octubre que el crédito a empresas dejaba de caer por primera vez en seis años).
3) La positiva dinámica en la creación de empleo, donde el recorrido aún es enorme, muestra el todavía considerable potencial de crecimiento de la demanda interna.
4) Cataluña, que representa algo más del 20% del PIB español, se deja 4 décimas trimestrales desde el inicio de la incertidumbre política; esto supone un detraimiento del PIB nacional del 20% de dicho 1,6% de pérdida anualizada. Pese a lo no desdeñable de la cifra, el impacto negativo de la tensión a nivel nacional parece acotado.
Si a todo ello le sumamos el viento de cola procedente de la mayor confianza en la recuperación de la Eurozona, que ya estamos viendo materializada en las rentabilidades de los bonos y del euro, las todavía manifiestas políticas macroeconómicas de apoyo al crecimiento y la expansión acompasada de las principales economías mundiales (no olvidemos que el 36% de los ingresos del Ibex provienen de países emergentes), el mercado patrio reúne muchos de los requisitos para rendir adecuadamente en 2018.
Tribuna de Pilar Arroyo, gestora de fondos y SICAVS Multiactivo en Banco Alcalá, Crèdit Andorrà Financial Group Research