Últimamente todo el mundo habla de disrupción, pero ¿qué significa exactamente?. Por disrupción entendemos la perturbación o problemas que interrumpen un evento, actividad o proceso. En el contexto de la economía mundial, las disrupciones pueden ser el resultado de innovaciones tecnológicas (por ejemplo, Internet, teléfonos móviles o inteligencia artificial), cambio de hábitos de consumo (como el aumento de las compras por Internet) o nuevas regulaciones o políticas gubernamentales (como el cambio hacia fuentes de energía renovables o regulaciones más estrictas sobre la venta de productos como el tabaco o el alcohol).
La disrupción se está dando en todos los sectores y afecta a todos los aspectos de la vida moderna. Pequeñas empresas con tecnología superior y productos innovadores desplazan a las grandes empresas establecidas que han dominado sus sectores durante décadas. Además, esto no sólo afectan a las áreas más evidentes (como las telecomunicaciones, el software, la venta al por menor o los medios de comunicación), sino que están teniendo un impacto a nivel general.
¿Cómo reaccionan las empresas ante las interrupciones?
La disrupción está cambiando la forma en que opera la economía global y la rápida evolución de las nuevas empresas está transformando la interacción con sus clientes. Por ejemplo, industrias como la banca se transformarán a medida que la nueva tecnología cambie radicalmente la forma en que los consumidores gestionan su dinero.
El sector minorista se enfrenta a una competencia cada vez mayor por parte de sus rivales online, mientras que en los próximos años se iniciará un cambio transformador en la industria del automóvil en la transición de los motores de combustión interna a los vehículos eléctricos.
Pero lo interesante desde el punto de vista de la inversión es el crecimiento que surge de estos cambios transformadores. Cuando se producen disrupciones, se tiende a obtener innovaciones y desarrollos que pueden ser bastante poderosos. Esta innovación crea un crecimiento que aún no ha sido reconocido por el mercado y que, por lo tanto, representa una oportunidad de inversión interesante.
Las empresas exitosas en el futuro serán, sin duda, las que acepten la disrupción y se adapten a los cambios, del mismo modo que las empresas que no se adapten o intenten negar que se están produciendo los cambios podrían fácilmente quedarse en el camino.
Como inversores, nuestro objetivo es mirar más allá de los titulares e imaginar cómo será el futuro. Un inversor moderno necesita entender el poder de las revoluciones para identificar qué empresas se beneficiarán y cuáles se convertirán en víctimas. Los inversores que deseen crear una cartera de acciones pueden asignar parte de ella a temáticas disruptivas, en lugar de centrarse en un país, industria o índice en particular. En este sentido, la disrupción se presenta como una fuente de diversificación muy valiosa para los inversores.