2018 ha sido un año especial porque, por primera vez en los últimos cinco o seis años, los beneficios por acción han crecido más rápidamente que los precios de mercado, disminuyendo los elevados ratios precio-beneficio (P/E). En la actualidad, a pesar de que en cierta medida sigue mostrando unas altas valoraciones con respecto a su histórico en el largo plazo, la renta variable de gran capitalización estadounidense cotiza a precios más atractivos que a finales de 2017, cuando lucían unos múltiplos de beneficio por acción adelantados de 18,5x, -los múltiplos adelantados o forward son aquellos que se basan en el consenso de los estimados para los siguientes 12 meses. En lo que va de año, creo que gran parte del salto experimentado por los beneficios es atribuible a la introducción de la reforma fiscal y laboral que entró en vigor en diciembre.
Para dar algo de perspectiva, el pasado 10 de julio, el índice S&P había alcanzado aproximadamente un 4,4% en lo que va de año. Desde principios de año, los beneficios estimados han sido revisados al alza en un 14%. Como resultado, el múltiplo P/E adelantado ha disminuido en un 12%, a 16 veces.
¿Pero, por qué la desviación del reciente patrón de los beneficios está teniendo problemas para seguir el ritmo de la subida de precios? Creo que el mercado nos está diciendo que no cree que estos elevados niveles de beneficios, inducidos por la bajada de impuestos, tengan poder de permanencia. Mi miedo es que mucho de este ahorro fiscal está siendo recogido por las empresas de menor calidad y puede que nunca lleguen a beneficiar a los inversores. Creo que el ahorro fiscal será eliminado. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, los centros comerciales físicos están gastando millones en sistemas de comercio electrónico que tienen pocas probabilidades de poder cerrar la brecha que les separa de los grandes competidores del comercio en línea.
En mi opinión, una vez que el aumento de los beneficios que la reforma fiscal ha introducido vaya desapareciendo en los próximos trimestres, creo que veremos un incremento en la dispersión de los ingresos. Y, esta es una razón más para que los inversores sean selectivos a la hora de elegir en qué acciones invierten.
Columna de Robert M. Almeida, gestor de renta variable institucional en MFS Investment Management