Cuando se tiene una fortuna, no sólo se trata de obtener rentabilidad o de mantener su valor. En la aldea global, los individuos –y su información- se desplazan de un país a otro mucho más fácilmente de lo que pueden hacerlo sus activos sin infringir la ley. Como siempre, es necesario planificar con vistas a –por ejemplo- la sucesión y la herencia. Pero cada vez más es necesario un adecuado asesoramiento legal y contable para no incumplir inadvertidamente con la legislación de cada jurisdicción.
Buscamos hacer simple lo complejo. Tener estructuras fiduciarias complejas, como las tienen muchas de las familias que llegan al legal family office, conlleva varios problemas. Entre ellos, mayores costos, más burocracia, mayor cantidad de proveedores y de regímenes jurídicos de los cuales estar pendientes.
Adicionalmente, la información financiera vinculada con las familias está sujeta a intercambios automáticos entre países (por causa de la FACTA -Foreign Account Tax Compliance Act- y el CRS -Common Reporting Standard-), lo que implica una pérdida de privacidad que puede entrañar riesgos vinculados con la seguridad física, sobre todo en países donde los secuestros extorsivos son moneda corriente.
Con cada cliente, trabajamos con un enfoque de tipo concierge. El primer paso es el diagnóstico, una revisión holística de su estructura patrimonial actual, para determinar si es la más eficiente según sus objetivos, confirmar si las jurisdicciones y los proveedores son los más adecuados para sus necesidades y cerciorarse de que el esquema haya sido instrumentado debidamente.
Una vez realizado el diagnóstico, trabajamos con cada cliente para implementar los cambios necesarios y asistirlo en sus necesidades cotidianas. Aquí entran en juego los servicios de asesores legales locales y contadores especializados, tanto en el país de residencia del cliente como en cada una de las jurisdicciones extranjeras que se utilicen.
Cuando resulta necesario, podemos presentarles a nuestros clientes posibles proveedores que brinden un servicio o apoyo a los que brindamos nosotros, en campos tales como conserjería internacional, administración de propiedades, gestión de proyectos, seguros y asesores que pueden ayudarlos en ciertas adquisiciones específicas, como por ejemplo obras de arte, autos clásicos o aviones.
Este último ítem no es menor. Tal como lo explica Litwak en su libro “Cómo protegen sus activos los más ricos (y por qué debemos imitarlos)”, las adquisiciones de este tipo de bienes figuran entre las opciones más utilizadas para preservar el valor de las fortunas sin que los dueños se expongan a riesgos innecesarios vinculados con el intercambio de información.
“Estructurando” la riqueza
Como especialista en “wealth structuring”, pensamos que estos son los objetivos que las familias deben tener en cuenta:
* Asegurar que los bienes sean administrados de modo de cumplir con los deseos y objetivos de sus propietarios, tanto en vida de éstos como luego de su muerte.
* Proteger la privacidad de los propietarios de los bienes en cuestión.
* Reducir el monto de impuestos aplicables al patrimonio, tanto en vida del cliente como tras su fallecimiento.
* Preservar los activos frente a eventuales reclamos de terceros (dentro de la familia y fuera de ella).
* Evitar la inseguridad jurídica propia del país en el cual los dueños de los bienes residen (confiscaciones forzosas, filtración de información confidencial, etc.)
* Disminuir el riesgo de ser víctimas de ciertos delitos, tales como secuestros, extorsiones o robos.
Adicionalmente, las familias que estructuran sus patrimonios buscan:
* Simplificar la administración de su patrimonio.
* Evitar que éste quede expuesto a leyes severas, complejas y en muchos casos contradictorias entre sí. Un clásico ejemplo de esto se ve cuando una persona tiene la nacionalidad de un país cuyas leyes determinan que las cuestiones sucesorias se rijan por las normas del domicilio, pero el país donde reside tiene la regla inversa: que las cuestiones sucesorias se rigen por nacionalidad y no por domicilio.
Martin Litwak dirige el estudio Untitled Legal