Las ciudades inteligentes no son solo robots o un diseño futurista. Para ser realmente inteligentes, también deben proteger y fomentar la salud de sus habitantes –una tarea que resulta aún más pertinente tras la pandemia de COVID-19, en la que las metrópolis más pobladas y transitadas han registrado algunas de las mayores tasas de contagio.
Una ciudad inteligente puede llegar a reducir la carga de morbilidad hasta en un 15% y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 10% aproximadamente, según muestra un estudio de la consultora McKinsey (1).
Según el Comité Consultivo de Pictet-Smart City, no solo es una cuestión de asistencia sanitaria, sino también de cuidar la salud de la población incluso antes de que enferme. El objetivo es crear un entorno que fomente la vida saludable. Es una prioridad para los urbanistas y los organismos reguladores, así como una oportunidad para las empresas y los inversores, según los miembros del Comité Consultivo, que asistieron desde ciudades de todo el mundo.
La contaminación es un reto trascendental. Más del 80% de los habitantes de las ciudades están expuestos a una calidad del aire que supera los límites establecidos por la OMS, y este problema es especialmente grave en los países de renta media baja (2). La contaminación atmosférica, a su vez, es una de las principales causas de enfermedades y dolencias, responsable de unos 4,2 millones de muertes al año (3).
Se necesita un enfoque holístico. Esto incluye más parques y edificios más sostenibles –tanto en sentido figurado, en términos de reducción de emisiones y mejora de la eficiencia, como en sentido literal, utilizando plantas en los proyectos de construcción.
Las empresas aceptan cada vez más el reto de la innovación. La torre Jian Mu de 51 plantas en Shenzhen (China), por ejemplo, dispondrá de 10.000 metros cuadrados de espacio para el cultivo aeropónico, en el que se cultivarán todo tipo de plantas, desde verduras hasta frutas, de los que se obtendrán alimentos producidos de forma sostenible suficientes para unas 40.000 personas. Estas plantas absorberán 200.000 kg de CO2 al año, además de contribuir a dar sombra al edificio, mejorando así su eficiencia energética y reduciendo la necesidad de utilizar aire acondicionado.
Otra forma de reducir la contaminación es animar a la gente a utilizar alternativas a los automóviles que consumen mucha gasolina. Esto podría traducirse en un mejor uso de la infraestructura de transporte público existente, incluyendo sensores y aplicaciones para incentivar a la gente a desplazarse en períodos menos concurridos –algo que podría ser cada vez más factible gracias a la llegada del trabajo flexible. (Los trenes convencionales en Europa, por ejemplo, realizan sus trayectos al 35% de su capacidad por término medio (4). Puede que estén llenos en las horas punta, pero disponen de espacio de sobra en otros momentos del día).
La micromovilidad –que abarca desde bicicletas hasta patinetes– no solo reduce la necesidad de utilizar el coche, sino que también puede ser beneficiosa para la salud de los usuarios. En 2030, el valor del mercado de la micromovilidad podría ascender hasta 500.000 millones de USD, según la consultora McKinsey (5). La tendencia puede acelerarse aún más si se aumentan las infraestructuras –como aparcamientos seguros y puntos de recarga–, así como con un mejor diseño de las ciudades.
La gestión de residuos, el agua limpia y el saneamiento también son fundamentales. Al ser una isla con recursos de agua dulce y terrenos limitados, Singapur es uno de los países más innovadores, con iniciativas tales como un nuevo sistema de alcantarillado de túnel profundo y agua reciclada de alta calidad. NEWater, el nombre que la autoridad de servicios públicos de Singapur da a sus aguas residuales recicladas y sometidas a un tratamiento de alta calidad, se purifica mediante un proceso de varias etapas –que incluye microfiltración, ósmosis inversa y desinfección con rayos ultravioleta– y se destina a usos industriales y de aire acondicionado. Durante las épocas de sequía también se añade a los embalses, donde se mezcla con agua sin tratar, se somete de nuevo a tratamiento y se abastece a los grifos de los consumidores.
Adaptación al envejecimiento
La COVID-19 puso de relieve la necesidad de infraestructuras sanitarias. Se trata de un sector económico en crecimiento –Singapur, por ejemplo, ha duplicado su gasto sanitario en la última década.
Las ciudades deben facilitar el acceso a todo tipo de servicios, desde centros de diagnóstico básico y capacidad reforzada de tratamiento ambulatorio precoz hasta hospitales de cuidados intensivos y residencias con servicios de asistencia. La tecnología puede ayudar en este ámbito, facilitando el acceso a los diagnósticos a través de aplicaciones, permitiendo a los médicos consultar a distancia o acelerando el diagnóstico y el descubrimiento de fármacos con la ayuda del aprendizaje automático. El crecimiento del universo de la teleasistencia sanitaria incluye empresas tales como Teladoc Health Inc, que diagnostica, recomienda tratamientos y receta medicamentos para problemas médicos habituales mediante consultas telefónicas y de vídeo (6).
La importancia de la atención a las personas de la tercera edad es cada vez mayor a medida que la población envejece. De los 238 millones de personas de 65 años o más residentes en los países de la OCDE, alrededor del 43% vive en ciudades (7). Uno de los objetivos principales es ayudar a las personas a permanecer en sus hogares incluso cuando dejan de ser totalmente independientes. La organización suiza sin ánimo de lucro Spitex, por ejemplo, proporciona millones de horas de asistencia domiciliaria al año ofreciendo servicios que abarcan desde cura y administración de medicamentos hasta el reparto de comidas y el alquiler de sillas de ruedas.
La tecnología también ayuda a las personas mayores a mantenerse sanas e independientes durante más tiempo –una meta en la que se ha centrado iHomeLab, con sede en Lucerna. Su dispositivo CleverGuard, por ejemplo, utiliza la tecnología no intrusiva de monitorización de carga de aparatos eléctricos (NIALM, por sus siglas en inglés) para analizar la corriente y el voltaje. Detecta todos los patrones anómalos en el uso de los electrodomésticos, incluida cualquier inactividad inesperada susceptible de ser una señal de que se necesita ayuda. El sensor de luz iSens, por su parte, puede instalarse junto a la cama y utilizarse para alertar a los cuidadores de cualquier anomalía en el movimiento.
Por último, pero no por ello menos importante, las infraestructuras de las ciudades deben ser capaces de hacer frente a la próxima pandemia –incluyendo planes e instalaciones para el alojamiento en cuarentena, para el aislamiento de enfermos leves (con el fin de reducir la falta de disponibilidad de camas en los hospitales), para una conversión rápida en camas de UCI y para ubicar centros de distribución de mascarillas y vacunas.
Las ciudades sostenibles son uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, donde la salud desempeña un papel fundamental –desde la reducción de los efectos perjudiciales de las ciudades para el medio ambiente hasta la garantía de acceso a espacios verdes y sistemas de transporte sostenibles. La pandemia de COVID-19 ha incrementado la necesidad de alcanzar estos objetivos cuanto antes. Los inversores pueden contribuir a impulsar el cambio, aprovechando la cantidad, cada vez mayor, de oportunidades e innovaciones existentes.
Tribuna del Comité consultivo temático de Pictet Asset Management.
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Anotaciones:
(1) Mejoras teóricas de los principales indicadores de rendimiento si se aplica el concepto de “ciudad inteligente”. Fuente: McKinsey Global Institute analysis, 2018
(2) OMS, “Informe mundial sobre el aire ambiente (de exteriores) urbano”, 2016
(3) «Global, regional, and national comparative risk assessment of 79 behavioural, environmental and occupational, and metabolic risks or clusters of risks, 1990-2015: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study», Forouzanfar et al.
(4) Agencia Europea de Medio Ambiente, 2005
(5) McKnisey, «Micromobility’s 15,000-mile checkup», 2019
(6) Teladoc Inc forma parte de la cartera Pictet-Smart City
(7) OCDE, “Envejecimiento en las ciudades”
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