Suscribimos la teoría de la reversión a la media en nuestra gestión de carteras. Hace tres años, las acciones de las compañías farmacéuticas estaban pasadas de moda y sus valoraciones habían caído hasta niveles muy bajos. No obstante, los inversores estaban pasando por alto el hecho de que las farmacéuticas albergaban un potencial de crecimiento a largo plazo. Los picos y los valles son parte del ciclo natural de cualquier sector, y fue el periodo de sequía comprendido entre 1998 y 2006 —en el que se comercializó un menor volumen de medicamentos— el que conformó erróneamente la opinión actual.
Desde entonces, estas empresas han llevado a cabo un proceso de diversificación en busca de fuentes de ingresos más amplias y sostenibles, a través de tratamientos médicos secundarios, medicamentos genéricos de bajo coste y oportunidades en unos países emergentes que dependen en menor medida de la protección de patentes o la investigación y el desarrollo. El progreso tecnológico ha permitido a estas compañías lanzar nuevos medicamentos para enfermedades extendidas como el cáncer o el Alzheimer. Al mismo tiempo, la evolución demográfica y las crecientes necesidades de las economías emergentes han incrementado la demanda de tratamientos.
Sanofi y Roche son dos ejemplos de empresas por las que apostamos en este sector:
Sanofi:
El perfil de riesgo/beneficio de la empresa farmacéutica francesa sigue siendo atractivo teniendo en cuenta las positivas perspectivas de la división de diabetes de la compañía —especialmente la insulina Lantus—, los productos de salud y bienestar y las oportunidades de crecimiento que ofrecen los mercados emergentes. En torno al 35 % del negocio de Sanofi procede de los mercados emergentes, donde el menor grado de desarrollo del sector farmacéutico se está traduciendo en una fuerte demanda de estos productos. La amplia base de beneficios de la compañía podría ser un referente para el sector, gracias a la diversificación de sus ventas por regiones (un 35 % en EE. UU., un 24 % en la Unión Europea, un 32 % en los mercados emergentes y un 13 % en el resto del mundo, según las cifras de 2012) y divisiones. Además, las ventas de la compañía gozan de un buen equilibrio entre el sector público y el de consumo privado. La deuda neta se encuentra en un nivel considerablemente inferior al objetivo de 10.000 millones de euros, lo cual permite a la compañía mantener un balance sólido y un flujo de caja neto positivo. Los inversores pueden esperar una buena rentabilidad por dividendo —actualmente un 3,7%—, la cual previsiblemente aumentará el próximo año en aproximadamente un 10%, e incluso podríamos asistir a recompras de acciones. La empresa tiene actualmente un PER estimado a un año de 13,5.
Roche:
Esta empresa suiza de fármacos y diagnósticos es una apuesta central que mantenemos desde hace tiempo, lo que refleja nuestra opinión de que la compañía se encuentra en un proceso de revalorización que aún durará varios años. Las ventas siguen creciendo a un ritmo impresionante, impulsadas, entre otros, por Heceptin y Avastin, los principales tratamientos de cáncer de Roche. La gran cantidad de nuevos medicamentos en fase de desarrollo de esta empresa, la continua expansión de su división de diagnósticos y su creciente presencia en los mercados emergentes debería ayudar a Roche a incrementar sus beneficios. Roche está cotizando con premio frente a otras empresas farmacéuticas, lo cual refleja la calidad de sus productos. Teniendo en cuenta que se trata de una empresa cuyos beneficios se espera que crezcan a razón de un 7-10% anual durante los próximos años, el hecho de que actualmente presente una rentabilidad por dividendo superior al 3% y un PER de 15 parece razonable.
Algunos inversores han comenzado a descubrir esta tendencia y las valoraciones de las farmacéuticas han subido, pero no hasta el punto de estar sobrevaloradas. De hecho, creemos que el sector se encuentra inmerso en una tendencia de revalorización a largo plazo.
Columna de John Bennett, Director de Renta Variable Europea en Henderson Global Investors