Ayer un buen (potencial….espero) amigo me consideró cenizo. La definición es clara: persona con mala suerte o que la trae a los demás. Al no conocerme, realmente creo que lo que quiso decir es que era pesimista. ¿Yo pesimista? ¡claro que no!
Se refería a la publicación ayer del ISM manufacturero de New York de agosto, con el nivel más bajo desde 2009 cuando se esperaba una subida. La reacción inmediata del mercado ante este dato fue caer, aunque luego recuperó todo lo perdido cuando se publicó otro indicador (en este caso el indicador promotor) mejor de lo esperado. En definitiva, datos ambiguos que, fiables o no, siempre se deben comentar. ¿Cenizo? ¿pesimista? No, para nada: optimista. Pero, con datos en la mano.
Por ejemplo, ser optimista para la evolución de los mercados a corto plazo obliga a: 1. Asumir estabilidad en China; 2. Pocas novedades en Grecia; 3. Datos económicos como mínimo ambiguos en USA; 4. Una posibilidad significativa de que la Fed suba tipos en su reunión de mediados de septiembre.
Yo espero que las cuatro condiciones se cumplan, de forma que, pese a la inestabilidad inicial, las bolsas lo deberían hacer bien en los últimos meses del año.
Dicho lo anterior, ser optimista también obliga a admitir no sólo el riesgo de las hipótesis anteriores como también que el escenario a medio plazo sigue siendo incierto. Naturalmente, si la suerte nos acompaña (y los bancos centrales también siguen ayudando) puede serlo un poco menos. Pero sólo un poco.
José Luis Martínez Campuzano es economista/estratega de Citi