Los factores técnicos siguen siendo un fuerte impulsor de la búsqueda de rentabilidad. La deuda de alto rendimiento (high yield) y la deuda subordinada son las únicas clases de activos de renta fija líquida que ofrecen rendimientos reales positivos (es decir, rendimientos nominales ajustados a la inflación). En Europa, el rendimiento nominal medio de la deuda pública es actualmente del 0% (índice ICE BOA ML ticker «W0GE» a finales de agosto) y el de la deuda privada con grado de inversión es del 0,28% (índice ICE BOA ML, ticker » ER00 «, a finales de agosto).
Por otra parte, las perspectivas de impago de la deuda high yield continúan siendo muy favorables, especialmente en Europa y Estados Unidos, gracias a la recuperación económica tras la crisis sanitaria y al apoyo de los bancos centrales (FED, BCE, BOE, etc.). La situación financiera de las empresas ha mejorado claramente, con un ratio de endeudamiento que ha vuelto al nivel anterior a la crisis.
Por último, la liquidez de las empresas nunca ha sido tan elevada frente a unos vencimientos muy reducidos: apenas el 7% del stock de deuda high yield de las empresas en Europa y Estados Unidos vence en los próximos dos años, frente a una posición de tesorería en el balance del 30% de la deuda bruta en circulación. La situación es algo diferente y menos favorable en los mercados emergentes.
Así las cosas, mantenemos sin cambios nuestras previsiones de impago para 2021: 3,5% para la deuda high yield estadounidense, que se reduce en un 50% en 2021, 2,5% para el high yield europeo (estable) y entre 4/7% para el high yield emergente. En nuestra opinión, las consecuencias tan temidas del fin de las ayudas estatales en Europa y Estados Unidos sobre la solvencia de las empresas serán insignificantes desde nuestra perspectiva. Por ejemplo, en Francia, según las últimas estadísticas de BPI France, el 67% de los Planes Garantizados por el Estado (PGE) concedidos nunca se han utilizado, y menos del 2% corresponden a empresas high yield francesas. De hecho, el 99% de los PGE fueron contratados por empresas muy pequeñas.
Desde el punto de vista macroeconómico, no vemos ningún elemento disruptivo a corto o medio plazo que pueda afectar a la actual recuperación económica y a las condiciones financieras. La situación sanitaria sigue siendo delicada en los países emergentes; el tapering de la Fed y las elecciones alemanas pueden crear un poco más de volatilidad en los mercados, pero no constituyen elementos disruptores que puedan provocar una ampliación significativa de los diferenciales de crédito y un aumento repentino de los impagos.
En cuanto a la deuda high yield asiática y china, que hemos evitado desde principios de año, estamos adoptando una visión más «constructiva». Empezamos a aprovechar algunas oportunidades, sobre todo en China, en determinados emisores «de primera categoría», que presentan unos fundamentales sólidos, pero que han sufrido las recientes tensiones. Más concretamente, preferimos a los emisores «BB» o «Xover» con buena liquidez, balances sólidos y activos de calidad.
De hecho, la prima de riesgo entre el mercado de high yield chino (ICE BOA ML ticker, «ACYC») y el mercado de deuda high yield mundial (ICE BOA ML Index, «HW00» ticker) se encuentra en su punto más alto desde 2011, con 720 puntos básicos, es decir, 3 desviaciones estándar de la media histórica (250 puntos básicos). En los niveles actuales, 1080 puntos básicos de diferenciales para el índice HY chino y 812 pb para el HY asiático (índice ICE BOA ML, ticker «ACHY»), los mercados están pronosticando una tasa de impago del 15,5% y del 12% respectivamente en los próximos 12 meses para estas dos zonas (suponiendo una tasa de recobro del 30%). Este nivel incorpora ahora en gran medida los casos específicos de empresas actualmente en dificultades, como Evergrande, y que, en nuestra opinión, es incompatible con la situación de las economías de esta región.
Este diferencial no se justifica por el distinto potencial de crecimiento económico entre China y el resto del mundo. Las previsiones de crecimiento de China para 2021 siguen siendo superiores a la media de los países desarrollados (8% para China frente al 6% de los países desarrollados). Además, refleja un resurgimiento de riesgos específicos tras una política deliberadamente restrictiva del Gobierno chino para limitar el riesgo de burbuja en el mercado inmobiliario y controlar el nivel de endeudamiento de las empresas (la política de las «tres líneas rojas» forma parte de este marco). Así las cosas, la intención del Gobierno chino no es provocar una oleada de quiebras incontroladas, sino eliminar las empresas morosas para una mejor asignación de los recursos a lo largo del tiempo. En China, los impagos son «supervisados» por el Gobierno central según las prerrogativas políticas, económicas y sociales. La reciente recapitalización de Huarong es un ejemplo perfecto de ello.
Tribuna de Paul Gurzal, responsable de Crédito, y Akram Gharbi, responsable de Crédito High Yield, de La Française AM.