La economía de Estados Unidos, ahora en su noveno año de maratoniana expansión económica, podría haber conseguido más combustible para continuar creciendo en 2018. Gracias a los amplios recortes de impuestos aprobados a finales de 2017 y el incremento del gasto del gobierno aprobado en febrero, la economía de la nación ha renovado su fortaleza en un momento en el que la extensa recuperación desde la crisis financiera global parece estar quedándose sin energía.
Llamémosles políticas que mejoran el rendimiento; se espera que, en conjunto, sumen alrededor de 285.000 millones de dólares en estímulo fiscal para la economía de los Estados Unidos este año.
La reforma fiscal podría estimular el crecimiento económico en 2018 y en 2019 gracias al aumento del consumo y el gasto de las empresas”, afirma el economista de Capital Group, Jared Franz. “A esto hay que sumar, una combinación de un mayor beneficio de las empresas, los incentivos para invertir en equipamiento y el buen contexto global podría extender la actividad económica. Espero ver un crecimiento del PIB este año de alrededor de un 3%”.
Efectivo en la caja de las empresas
La bajada de impuestos y el la reforma laboral de 2017 recortaron los impuestos tanto a los hogares como a las empresas y éstas han respondido elevando el gasto en sus negocios al mayor ritmo en años. El gasto en capital –o inversión en fábricas, equipamiento y otros bienes de capital– de las cotizadas del S&P 500 ha alcanzado el total de 167.000 millones de dólares en el primer trimestre, el ritmo más alto de los últimos siete años.
Las compañías de tecnología están entre las que más invierten y se convierten así las ganadoras de este aumento del gasto en capital. Google ha alcanzado el primer puesto de la lista del gasto durante el primer trimestre del año con 7.300 millones de dólares, desde 2.500 millones de dólares el mismo periodo del año anterior. Apple y Microsoft también están en los diez primeros puestos. Estas firmas también se han beneficiado por un aumento del gasto en infraestructuras tecnológicas este año.
Los beneficios empresariales de Estados Unidos crecen
El recorte impositivo está ayudando a que las ganancias de las empresas del S&P 500 alcancen nuevos máximos. En general, en el primer trimestre los beneficios después de impuestos de las compañías del índice subieron un 25,3% frente al mismo periodo del año anterior, según Thompson Reuters. Estas cifras marcan el séptimo trimestre consecutivo de subidas de los beneficios por acción y las mayores ganancias en más de siete años.
Dada la salud de las empresas, la capacidad de subir precios y la fortaleza de la economía, la atención debería posarse sobre la inflación. Uno de los indicadores más fiables de la inminente inflación es la utilización de los recursos. Cuanta mayor sea la tasa de utilización, menor es la holgura de la economía y mayor el potencial de presiones inflacionistas. La tasa de utilización mezcla medidas de la actividad manufacturera y de empleo, así que esta clase de relación parece intuitiva.
Las subidas de tipos serán graduales, por ahora
Una variedad de datos indica que la inflación podría incrementar y podría influir la velocidad con la que la FED sube los tipos de interés. Parece lógico que cualquier subida en el crecimiento y en la inflación podría hacer que la Reserva Federal acelerase el ritmo de subidas en los próximos dos años. El mercado podría tener que reconsiderar que la trayectoria de las estimaciones de la subida de tipos de interés debería revisarse al alza.
Desde ahora, la Fed está en proceso de subir los tipos de forma gradual hasta el final de 2020. Spence afirma que la política de la autoridad monetaria no será considerada “ajustada” hasta que los tipos superen los mínimos que tocó la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años durante el ciclo de ajuste”.
Hay algunas evidencias de que el ritmo de subidas de tipos de la Fed podría jugar su papel al determinar cuánto tiempo tardará la próxima recesión en tomar forma. Como muestra el gráfico, cuanto menor sea el ritmo de subidas, mayor será el tiempo entre recesiones.
La Inflación no tiene por qué afectar a la renta variable
A principios de año, el temor a una mayor inflación alimentó los miedos ante una subida de interés más rápida, situación que contribuyó a la primera corrección de los mercados desde 2016. Pero la inflación ha sido relativamente baja durante años, así que algo de aceleración debería ser bienvenida. Las recientes lecturas de los precios no se acercan a los niveles que típicamente ha influido sobre la renta variable.
De hecho, desde 1946, la rentabilidad de la renta variable ha alcanzado el doble dígito de media en los años en los que la inflación ha estado entre el 2% y el 3%. El S&P 500 ha tenido unas fuertes ganancias la mayor parte de los años en los que la inflación estaba entre el 3 y el 4%. Desde luego, la inflación es sólo uno de los factores y los retornos futuros pueden variar, pero los inversores deberían sentirse cómodos con el hecho de que, por sí solo, un moderado aumento de la inflación no suele ser normalmente negativo para la renta variable.
Continúa la larga expansión
Desde la segunda Guerra mundial, las expansiones de la economía americana han durado 60 meses de media. Tras 108 meses, no estamos ante una expansión tipo y continuará, especialmente por la estimulación procedente de los recortes de impuestos y el aumento del gasto fiscal.
La economía de Estados Unidos ha estado en expansión durante un tiempo, pero creo que todavía hay camino por recorrer. No parece que estemos ante ningún problema sistémico, o ningún gran desequilibrio, que creemos que sea de importancia en cuanto a tamaño o naturaleza que pueda empujar a la economía de Estados Unidos a una recesión en los próximos 12 o 18 meses.
Tribuna de Richard Carlyle, director de análisis de renta variable de Capital Group.