Históricamente las pequeñas compañías han superado el rendimiento de las grandes empresas en el largo plazo. Esto se debe a dos razones estructurales: las pequeñas compañías cuentan con unas características más favorables de su negocio y forman parte de un universo donde las valoraciones son menos eficientes. Creemos, por tanto, que los inversores que tengan un horizonte temporal a medio y largo plazo deberían asignar una parte significativa de sus activos de renta variable europea a pequeñas compañías para capturar esta rentabilidad adicional.
En concreto, numerosos estudios demuestran que las pequeñas empresas han conseguido una rentabilidad extra del 2% respecto a las grandes compañías. Aunque las pequeñas compañías son más volátiles en el corto plazo y pueden sufrir mayores oscilaciones durante las correcciones de los mercados, en el largo plazo hay grandes posibilidades de que superen a las grandes y pensamos que esta mayor volatilidad ha sido compensada de sobra por los rendimientos obtenidos. Y esto no es fruto de la casualidad, sino que se ha producido por varias razones.
En primer lugar, las características intrínsecas de las pequeñas compañías son más favorables. Suelen tener un potencial de crecimiento mucho mayor, ya que parten de una base más baja. Además, generalmente suelen ser más emprendedoras y sus fundadores o consejeros delegados suelen tener una parte importante de la empresa, lo que ayuda a alinear sus intereses con los de los inversores. Asimismo, también hay más posibilidades de que sean adquiridas por una gran empresa.
Por otro lado, el universo de las pequeñas compañías cuenta con unas valoraciones menos eficientes, lo que significa que todos juegan en igualdad de condiciones y es más fácil encontrar compañías de calidad atractivas que presenten potencial de crecimiento, frente al mercado de grandes compañías que son más seguidas por los analistas. Esto explica también por qué el 38% de las pequeñas compañías tienen más efectivo que deuda y que sus valoraciones estén un 15% por encima de la media histórica y sus beneficios por acción cuenten con un gran potencial de crecimiento si se continúa la recuperación económica. Y aunque es verdad que cotizan a múltiplos elevados, si se comparan con las grandes compañías, las valoraciones siguen siendo razonables. En general, tienen un crecimiento estructural mayor que el de las grandes compañías, balances más saneados, una mayor exposición a la economía doméstica y se benefician más de la actividad de M&A.
En el actual entorno de bajos rendimientos y bajo crecimiento, el 98% de las transacciones incluyen a pequeñas compañías. Ahora que parece que la economía se recupera y las previsiones de beneficios se están revisando al alza, las pequeñas compañías también se beneficiarán del mayor apetito por el riesgo y de que el actual QE del BCE favorecerá a las pequeñas compañías. Como conclusión se puede decir, por tanto, que las pequeñas compañías son una buena opción para diversificar la cartera y tienden a obtener una rentabilidad superior en el largo plazo, aunque con una mayor volatilidad.
Bart Geukens, gestor del fondo Petercam Equities European Small & Midcaps