Hay quien se pregunta si en la industria de gestión de activos estamos ante un momento Kodak, un entorno complejo, con muchos retos pero también con oportunidades, en el que tenemos que demostrar a los inversores que somos capaces de proporcionar un claro valor añadido en la gestión de las inversiones. De hecho la industria tiene que reinventarse. Tecnología, innovación y eficiencia son las claves.
Así, los que se dediquen a gestionar estrategias de inversión con un enfoque tradicional, muy cercanas al índice, cobrando altas comisiones, no tendrán capacidad para sobrevivir a medio plazo. De hecho se va a producir una polarización extrema entre los que siguen índices y los especialistas, en un proceso mucho más rápido de lo que pensamos, que además va a suponer mucha concentración. En este escenario los especialistas que realmente generen valor añadido sobrevivirán y en cualquier caso las gestoras van a tener que ser muy eficientes en costes y resultados, con máxima calidad en servicio, en una industria muy competitiva, de pocos ganadores. Al respecto las grandes gestoras generalistas españolas ya se han centrado donde tienen talento, siendo las gestoras internacionales complementarias en mercados más globales.
Además, los que desde luego van a ser ganadores son los inversores, que se benefician de la mayor transparencia en costes y alternativas para sus carteras, lo que hace que el mercado sea aún más competitivo.
Respecto a la gestión activa o a la pasiva, no son todo ventajas o inconvenientes. Cada una es válida para distintos propósitos y momentos. La indexada permite acceder a costes más baratos en mercados o activos específicos más eficientes, como EE.UU. o Europa, donde cada vez menos gestores consiguen batir al mercado. Así que seguirá creciendo, pues la mayor parte de la distribución de activos en renta variable de cualquier inversor de perfil medio o moderado se da en esos mercados. Ahora bien, con ello se compra el índice, sin diferenciar compañías malas y buenas, generalmente por capitalización bursátil, aunque estén peor gestionadas o sea menos sostenibles.
Sin embargo, la gestión activa facilita la creación de valor añadido respecto a mercados o activos menos eficientes, como es el caso de mercados emergentes. Una vez invertido, un fondo de gestión activa que proporciona 3% por encima del índice (neto de comisiones) y cobra 1% en comisión de gestión, es mucho más barato que un indexado que cobra 0,2% y proporciona rentabilidades ligeramente por debajo del índice. De hecho, aunque algunos empiezan a utilizar la inversión indexada como parte estructural de las carteras, entendemos que es mucho más acertado utilizar gestión activa para dicha exposición estructural, donde generalmente los gestores son capaces de generar valor añadido en el medio y largo plazo, mientras que, para implantar estrategias en el corto plazo puede tener más sentido la gestión indexada o pasiva.
Además el horizonte temporal es clave. Así, con horizonte de dos a tres años cualquier inversor puede encontrar alternativas válidas en gestores activos. Ahora bien, hay que dar oportunidad al correspondiente gestor para que demuestre que proporcione alfa, exceso de rentabilidad respecto al riesgo que asume. Si la inversión es de corto plazo es posible encontrar oportunidades en indexados sin riesgo de gestor. Es el caso este año, con índices que han subido 10% o más. Pero en mercados con volatilidad es conveniente buscar oportunidades mediante gestores activos. En cualquier caso, hay que realizar un análisis muy detallado porque a veces se da la circunstancia que los fondos indexados no son más baratos que los de gestión activa.