Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), los científicos están observando cambios en el clima de la Tierra en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de los cambios observados en el clima en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. Todo ello también tiene un impacto en el sector financiero y en la economía; sobre ellos hemos hablado con Pascal Dudle, director del equipo de Inversión de Impacto de Vontobel AM, en esta entrevista.
¿Qué pueden hacer los inversores por el cambio climático?
Estamos convencidos de que los inversores pueden marcar la diferencia y lograr un efecto positivo a través de sus inversiones e impulsar un cambio positivo, ya que al tener acciones de una compañía, ellos pueden influir en empresas cuyos bienes y servicios generan un crecimiento rentable al mismo tiempo que abordan los principales retos mundiales que enfrentamos hoy en día.
Hay cierto tipo de empresas que pueden ayudar a resolver algunos de los problemas más importantes del mundo. Hablamos de compañías que proporcionan productos y servicios innovadores que facilitan acceso al agua potable y a la energía, que desarrollan ciudades sostenibles e industrias eficientes, que ofrecen alimentos sostenibles y consumo responsable, por ejemplo. A su vez, cada uno de estos ámbitos ofrece considerables oportunidades de inversión. Estas empresas necesitan algo de capital del sector privado para invertir en investigación y mejorar sus productos y servicios.
¿Cuál es el coste de no hacer nada?
Los titulares anuncian desastres climáticos casi a diario. Este verano hemos tenido lluvias extremas e inundaciones en China y en el norte de Europa, mientras que el sur del continente y la costa oeste de Estados Unidos ardían. El cambio climático es un riesgo real, y está a nuestras puertas, también está destinado a empeorar si no hacemos nada. Esto es algo que afecta a nuestra vida cotidiana, ya que tiene un impacto elevado en las infraestructuras, los alimentos y el suministro de agua, por nombrar sólo algunos ámbitos de nuestro día a día. Creemos que hay que destinar recursos para resolver el problema. No se trata de batir un índice de referencia y obtener rendimientos atractivos, es una cuestión de supervivencia.
¿Está convencido de que el sector financiero mundial tiene el poder de lograr el cambio necesario?
El sector financiero mundial desempeña un papel importante. Sin embargo, necesita un enfoque coordinado para obtener resultados. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y sus metas relacionadas establecen una hoja de ruta clara y universal, un marco que alinea a los gobiernos, los inversores públicos, las empresas privadas y otras organizaciones de todo el mundo. El cumplimiento de estos ambiciosos objetivos mundiales para 2030 requerirá entre 5 y 7 billones de dólares estadounidenses de financiación anual. Este capital debe provenir tanto de actores públicos como privados, incluyendo el capital riesgo, los bonos verdes y el capital público, siendo este último cada vez más importante.
Los ODS proporcionan un marco ideal para que los inversores de impacto se expandan en el espacio del capital público. Esto permitirá que el dinero de las grandes instituciones -incluidas las empresas, los fondos de inversión y los fondos de pensiones- fluya hacia las empresas que cotizan en bolsa, provocando un impacto mucho más amplio.
¿Qué importancia tiene el riesgo climático para las finanzas?
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ninguna región se salvará de sufrir los efectos del cambio climático y lo que vimos en verano es sólo una muestra de lo que está por venir. Los costes humanos y económicos son enormes y mucho mayores que las inversiones necesarias para lograr los ambiciosos recortes de emisiones. El cambio climático tiene un impacto directo en los principales medios de subsistencia, la agricultura, los sistemas hídricos y los ecosistemas, y también se prevé que afecte a las infraestructuras, el transporte y la producción de energía. Por ejemplo, el informe del IPCC señala que las condiciones meteorológicas extremas requerirán mayores inversiones para aumentar las capacidades de adaptación y resistencia y las infraestructuras. Por lo tanto, invertir en la reducción de las emisiones es más importante que luchar contra las consecuencias del cambio climático. Como se ha mencionado anteriormente, tenemos que trabajar en un esfuerzo coordinado para hacer frente a los retos que tenemos por delante. Es importante que los gobiernos, las empresas y los inversores empiecen a actuar juntos.
¿Están los inversores adoptando gradualmente estrategias que van más allá de la obtención de la mejor rentabilidad financiera cuando tratan de hacer frente al cambio climático?
Hoy en día, la gente suele querer vincular sus inversiones a un resultado medioambiental o social beneficioso. Por ejemplo, las generaciones más jóvenes están más concienciados con el medio ambiente que los baby boomers (que son más materialistas), entre otras cosas por los desafíos globales como el cambio climático y la contaminación. Aun así, los millennials heredarán de sus padres más de 70 billones de dólares, una de las mayores transferencias de riqueza de la historia. El cambio de mentalidad aumentará el flujo de dinero hacia productos financieros con credenciales verdes. La creciente concienciación sobre los problemas mundiales está cambiando también la mentalidad de los inversores institucionales, que cada vez alinean más su asignación de activos con los objetivos de desarrollo de la ONU.
Creemos que es posible hacer el bien mientras se hace obtiene rentabilidad. Múltiples estudios independientes, así como nuestros análisis propios, muestran que, a largo plazo, el rendimiento de la inversión de impacto es comparable al de la inversión tradicional. El rendimiento de las carteras cumple o supera con creces las expectativas de los inversores en cuanto a impacto medioambiental y rentabilidad financiera.