La industria minera tiene un problema: la disminución de los recursos ha conducido a una disminución de la productividad, mientras que, por otro lado, el creciente clamor por una menor huella ambiental significa que las operaciones deben centrarse en la sostenibilidad.
Una solución ha llegado en forma de inteligencia artificial y su capacidad de hacer que la minería funcione de una manera mucho más inteligente con el resultado final de ayudar al medio ambiente.
La tierra se está quedando rápidamente sin recursos naturales. El fósforo, un elemento esencial para el crecimiento de las plantas, corre el riesgo de agotarse en 50 a 100 años a menos que se encuentren nuevos depósitos.
Los metales denominados ‘raros’, utilizados para fabricar dispositivos de alta tecnología, tienen una demanda cada vez mayor. Las previsiones apuntan a que el mercado superará los 20.000 millones de dólares en 2024. Para satisfacer parte de ese apetito, la industria está examinando la minería en aguas profundas como fuente de muchos de esos elementos, como el manganeso y el cobalto, que se utilizan en una variedad de aplicaciones, desde teléfonos hasta baterías eléctricas para automóviles. Los defensores argumentan que la explotación minera del fondo marino, donde hay depósitos sustanciales, sería mucho más eficiente que perseguir las últimas dragas de mineral en la superficie de la tierra siguiendo la ley de los rendimientos decrecientes.
La demanda mundial de tierras y minerales raros no es el único desafío relacionado con los recursos que enfrenta la industria. La minería también es intensiva en agua y esto presenta un problema en un mundo donde, según la Asociación Meteorológica Mundial, al menos una de cada cuatro personas vivirá con escasez crónica o recurrente de agua para el año 2050. Por lo tanto, los actores de la industria minera no sólo deben encontrar y extraer cantidades cada vez menores de recursos, sino que deben hacerlo todo de manera sostenible, tanto en tierra como bajo el mar. El uso del agua en la minería está siendo abordado por las soluciones de reciclaje de aguas residuales. En Chile por ejemplo, los paneles solares flotantes se asientan sobre las aguas residuales recuperadas de la minería y se espera que las protejan de la evaporación. Una mayor proporción puede ser recuperada y reutilizada, disminuyendo así la dependencia del agua dulce.
El aumento del reciclaje de nuestros recursos y la delimitación de áreas de alto impacto ambiental para minimizar el efecto sobre la vida silvestre son modos de abordar la ecuación de la sostenibilidad.
En este punto cabe mencionar que la industria minera es especialmente adecuada para la implementación de la nueva tecnología. Así, una de las mayores ventajas de utilizar la inteligencia artificial a través de sensores integrados u otros medios es el acceso a la información en tiempo real. Incluso en la minería de aguas profundas, su uso para ver dónde se encuentran los depósitos reales conduce a un menor dragado y a una extracción más eficiente.
La minería subterránea se considera más sostenible que la minería de superficie porque tiene una huella menor que una mina a cielo abierto y también extrae selectivamente sólo el mineral. Tradicionalmente, la industria se ha alejado de la minería subterránea debido a las dificultades de acceso, pero la inteligencia artificial está cambiando esta situación.
A medida que la minería entra en la próxima era, en la que la competencia por los recursos se hace cada vez más intensa, se enfrenta a una creciente demanda de prácticas sostenibles y duraderas que incorporen un enfoque respetuoso con el medio ambiente en su propio ADN. La inteligencia artificial ayuda a la minería y a la sostenibilidad a trabajar codo con codo, y eso es una victoria para todas las partes interesadas.
Tribuna de José Couret, director general de Lombard Odier.