Una serie de elecciones en los mercados emergentes han demostrado resistencias al reelegir a tres candidatos en las últimas semanas. Las democracias de Indonesia, Sudáfrica e India han devuelto a sus líderes mayorías suficientes para asegurar la continuidad de las reformas en sus economías. Así, cada una de las tres democracias ha proporcionado la oportunidad para el cambio. Esto contrasta con las tensiones cada vez mayores en la Unión Europea y su falta de coordinación en cuanto a visión política. En este contexto cabe añadir que, una vez se resuelvan las tensiones sobre el comercio global, hay mucho espacio para el optimismo en los mercados emergentes.
17.000 islas indonesias
El presidente de Indonesia, Joko Widodo (conocido como “Jokowi”), se aseguró un segundo mandato de cinco años el mes pasado, en una plataforma pluralista secular con el 55.5% de los 154 millones de votos en las 17.000 islas que componen el país. Repitiendo el resultado de las elecciones de 2014, la oposición desafió la victoria, y hubo disturbios en Jakarta, la capital. No obstante, la agencia electoral del país dijo que no había evidencias de fraude en la tercera democracia más grande del mundo. Jokowi, que fiscalmente es conservador, planea continuar con las reformas, incluyendo un registro nacional de tierras que resuelva las disputas entre propietarios y redistribuir terreno entre las tribus indígenas, una fuente de tensión en el que es el principal productor de aceite de palma y que cuenta con la tercera mayor superficie de bosque tropical del mundo.
El arrollador mandato de Modi
El primer ministro nacionalista de la India, Narendra Modi, logró una segunda victoria arrolladora en la mayor democracia del mundo hace unos días, basándose en promesas de adoptar una línea más dura en seguridad nacional y una agenda a favor de las empresas. El partido nacionalista-hindu Bharatiya Janata (BJP), parte de una coalición conocida como Alianza Nacional Democrática, registró un éxito rotundo. Es la primera vez desde 1971 que un partido ha alcanzado mayorías absolutas de manera consecutiva y ha obtenido el mayor número de votos a un titular desde 1957 unido a la mayor participación en unas elecciones en todos los tiempos, 67,1%.
Sin embargo, el desempleo ha alcanzado su nivel más alto en 20 años y la estrategia de re-elección de Modi ha sido atacar a sus oponentes políticos, destacar las diferencias religiosas y la seguridad nacional alimentando las tensiones con Pakistán tras el ataque terrorista de febrero.
El resultado de las elecciones de la semana pasada refuerza el mandato de Modi de continuar las reformas de la economía de crecimiento más rápido de Asia, sin cambiar fundamentalmente la capacidad de su gobierno para aprobar nuevas leyes. Aun así, con el cambio demográfico hacia la nueva clase media y los votantes más jóvenes, el país necesita aprovechar la estabilidad del control de Modi sobre el liderazgo para aumentar los ingresos en los próximos años.
La ventana reformista de Sudáfrica
Cyril Ramaphosa, el actual Presidente del Congreso Nacional Africano, fue re-elegido por su partido hace unos días a raíz de la victoria de las elecciones generales celebradas el 8 de mayo. Combatiendo un déficit que se expande con la caída de la producción y un desempleo del 27.1%, la debilidad estructural económica de Sudáfrica necesita reformas desesperadamente. La previsión de crecimiento es de un 1.5% este año comparado con una estimación de 0.8% en 2018 y la ratio de interés del banco central está congelado en el 6.75%. Por ahora, el nuevamente re-elegido presidente dispone de tiempo para demostrar que puede progresar solventando las desigualdades del país y la corrupción de la era de Zuma. En 2017, se estima que la corrupción le costó a la economía sudafricana al menos 27 mil millones de rands sudafricanos (1.9 mil millones de dólares), de acuerdo con Ebrahim Patel, Ministro de Economía y Desarrollo.
El otro sector de la economía sudafricana que necesita una reforma es la minería, con el objetivo de regular mejor lo concerniente a los recursos minerales del país en forma de oro, platino o uranio. La cada vez más unitaria industria y los signos de interrogación sobre el futuro de las reformas del terreno son dos factores que disuaden a los inversores. Con falta de inversión extranjera, el país se ha visto forzado a depender del gasto público para impulsar la economía.
Las tensiones comerciales superan los aspectos positivos
Con fundamentales sólidos en los mercados emergentes, que incluyen monedas estables y precios del petróleo favorables, combinados con la postura moderada de la Reserva Federal de los EE.UU., ha tenido sentido que los inversores busquen rendimientos más altos incluyendo activos de mercados emergentes (con las notables excepciones de Argentina y Turquía) en una cartera.
Sin embargo, el conflicto comercial entre EE.UU. y China se intensificó aún más hace unas semanas cuando el gobierno de EE.UU. incluyó a la empresa china de telecomunicaciones Huawei en una lista negra, prohibiendo a las empresas estadounidenses comerciar con esta. El presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo entonces que un acuerdo sobre Huawei puede ser “alguna forma o parte de” un posible acuerdo comercial.
Seguimos esperando que se resuelva el conflicto comercial, a pesar de que la solución parece inevitablemente más lenta de lo que esperábamos. Por ahora, la probabilidad de que se llegue a un acuerdo este mes es de alrededor del 40%, con las mismas probabilidades de que un acuerdo se posponga hasta más adelante en el año o incluso hasta 2020.
Una vez que la geopolítica entre Estados Unidos y China se resuelva a corto o largo plazo, creemos que habrá oportunidades para que los inversores reconstruyan sus posiciones en los activos de los mercados emergentes.
Tribuna de Stéphane Monier, director de inversiones de Lombard Odier.