En los últimos tiempos, desafortunadamente, los mercados desarrollados han girado hacia una trayectoria bajista a medida que las preocupaciones acerca del crecimiento mundial regresaban de nuevo a la palestra. En cambio, creemos que Asia-Pacífico es diferente: existe una potente agenda de «reformas» que crea catalizadores específicos capaces de impulsar los mercados de esa región.
Gracias a los cambios de gobierno ocurridos en China, Tailandia e Indonesia, las drásticas medidas contra la corrupción impuestas en toda la zona y el nuevo impulso para mejorar la eficiencia, la confianza de los inversores está comenzando a mejorar al tiempo que suben los precios de las acciones. Esta mejora de la coyuntura justifica un análisis pormenorizado.
Las empresas públicas chinas vencen su torpeza y se ponen en forma
Las empresas públicas chinas han desempeñado un papel fundamental en la trayectoria de crecimiento económico del país. No obstante, en los últimos tiempos, se ha registrado una tendencia a reorientar las prioridades de estas entidades sobredimensionadas hacia los accionistas en lugar de dar prioridad a la cuota de mercado o a la creación de puestos de trabajo.
La esperanza es que estas empresas públicas y su eficiencia operativa optimizada contribuyan al crecimiento económico del país, reactiven la inversión en el sector privado y contribuyan a revitalizar la economía mediante la creación de un contexto empresarial más competitivo. Junto con las tan anunciadas medidas anticorrupción implantadas por el presidente Xi Jinping, creemos que esto puede mejorar las rentabilidades para los inversores a medio plazo.
La empresa pública PetroChina es una de las posiciones que priorizamos. El nuevo equipo directivo, que asumió el control de la empresa en 2013, se centra más en las rentabilidades del capital invertido, algo que debería gustar a los accionistas externos.
La India, a velocidad de crucero
En la Bahía de Bengala, el primer ministro Narendra Modi estrena legislatura impulsando un cambio real en los ámbitos político y económico. Las expectativas apuntan alto y ya existen indicios de que el nuevo gobierno está comenzando a abordar proyectos paralizados en la legislatura anterior, simplificando su proceso de aprobación así como los procedimientos de adquisición de tierras.
La escasez de carbón es un problema de primer orden para el sector energético en particular y para la economía, en general. Puesto que el nuevo gobierno se ha comprometido a lograr un suministro eléctrico sin interrupciones en todo el país, el aumento de la producción nacional de carbón resulta fundamental.
La compañía Coal India es una de las grandes beneficiadas. Con una situación prácticamente monopolística en la producción nacional de carbón, un elevado nivel de tesorería en su balance, una valoración atractiva y un creciente compromiso con la rentabilidad a los accionistas (tal y como puso de manifiesto el dividendo extraordinario distribuido recientemente), nos parece una oportunidad de inversión interesante.
Corea recurre a sus reservas
El recién nombrado ministro de Finanzas, Choi Kyoung-hwan, anunció una serie de medidas fiscales destinadas a desbloquear los miles de millones de dólares en reservas de tesorería del sector privado. El gobierno tiene intención de disuadir a las empresas de acumular efectivo imponiendo penalizaciones fiscales sobre los excedentes de reservas una vez descontados salarios, inversión en inmovilizado y dividendos. Los inversores esperan que esto impulse la rentabilidad por dividendo —en mínimos históricos— de las empresas coreanas y, por ende, que los precios de las acciones suban.
No obstante mantenemos la cautela porque, aunque se están implantando cambios en el ámbito público, esto no necesariamente se ha reflejado aún en el sector privado.
Indonesia, o cómo aglutinar sus islas
La población indonesia, y la tercera democracia más numerosa del mundo, eligió presidente a Jowoki Widodo en julio del pasado año después de que Susilo Bambang Yudhoyono fracasara en su intento de implantar las reformas necesarias.
No cabe duda de que, en cuanto a reformas, queda mucho por hacer. El primero de la lista es el sector energético, en el que las subvenciones a los combustibles han llevado a una sobredependencia del petróleo y a un lastre del 20% del presupuesto público total. No es tarea fácil, puesto que, si bien el efecto dominó liberará efectivo (alrededor de 30.000 millones de dólares) para llevar a cabo otras reformas, el país se enfrenta al riesgo de malestar social, algo que repercutiría en empresas e individuos por igual.
Otras de las reformas afectan a sectores como la educación, la agricultura y la inversión en infraestructuras, donde el hincapié en puertos, carreteras, autopistas de peaje y presas (para cultivos) debería descentralizar la fabricación y disminuir la presión sobre las áreas urbanas masificadas. A este respecto, Telekomunikasi Indonesia, el proveedor de telecomunicaciones más importante del país, es una de las firmas que puede beneficiarse de este resurgimiento de la inversión.
Mike Kerley, gestor del Henderson Horizon Asian Dividend Income Fund.