A principios de 2015, las máquinas de generar preocupación en el mundo estaban trabajando a fondo. Nos enteramos de que China es una burbuja, que lo de Japón no se puede arreglar, que Europa se acerca de nuevo al desastre y que Estados Unidos está mostrando signos de desaceleración.
Puede haber algo de verdad en todo esto, pero hay otras certezas que también debemos tener en cuenta:
La caída de los precios del petróleo es en el fondo buena para el 70% de las economías del mundo
Las principales áreas económicas del mundo son importadores netos de energía, y ahora que el precio del crudo se ha reducido aproximadamente a la mitad, los costes de la actividad económica también van a retroceder. Además, el recorte de los precios de las materias primas tiende a estimular el gasto general. Si volvemos la vista atrás 50 años, históricamente, una disminución del 20% en los precios del petróleo ha provocado un aumento del 0,5%-1% de crecimiento real del PIB mundial durante los siguientes 12 meses. La actual caída en el precio del petróleo es de aproximadamente el doble.
El ajuste en las divisas
Las divisas a lo largo y ancho del mundo han estado sufriendo un dramático ajuste y muchas de las favoritas de los inversores se han desplomado mientras el dólar no ha dejado de subir.
Para los consumidores de Estados Unidos, el mayor bloque del mundo en lo que a demanda final se refiere, la fortaleza del dólar impulsa el poder adquisitivo y crea demanda de bienes importados más baratos, desde automóviles hasta smartphones. Los países exportadores -como Alemania, Japón, China y otros en Asia y América del Sur- podrán colocar más fácilmente sus productos manufacturados en el mercado mundial.
La expansión de Estados Unidos no se ha producido a expensas del crecimiento futuro
Aunque este ciclo económico -ahora en su sexto año- se ha caracterizado por bajas tasas de interés, nadie se apresura a pedir prestado. Durante los tres ciclos económicos anteriores, los consumidores y las empresas estadounidenses se endeudaron más gracias la reducción de tipos de interés emprendida por la la Reserva Federal para reactivar la economía. Esta vez, sin embargo, el aumento del endeudamiento privado estadounidense se ha visto compensado por los mayores incrementos en el valor de los activos subyacentes así como por aumentos en los ingresos y flujos de efectivo que apoyan la devolución de esas deudas. En otras palabras, el riesgo de mayores tipos de interés por parte de la Fed o del mercado para este ciclo no es tan pronunciado como en ciclos anteriores.
El tema del consumo mundial puede revivir
Es cierto que el crecimiento económico mundial ha sido lento, pero la población ha seguido creciendo. La formación de hogares, junto con su gasto asociado, se ralentizó durante la desaceleración. Pero ahora es probable que la demanda de bienes impulsada por el aumento de la población -especialmente en los países en desarrollo- vuelva a revivir. Gracias a los movimientos en el mercado de divisas y los menores precios de la energía, muchos productos son ahora más baratos, mientras que los salarios mundiales están aumentando de forma general. Observamos un impulso adicional en el tema del consumidor global, muy popular hace unos años entre los inversores.
En conjunto, la suma de los datos no sugiere ningún tipo de crecimiento desenfrenado en 2015, pero al mismo tiempo aleja el escenario de recesión global. Podría decirse que el sistema bancario mundial se ha recuperado ya en gran medida del daño de 2009. Para los inversores asustados por las caídas en los mercados de valores de hace seis años que son reacios a volver, puede valer la pena reconsiderar que el realineamiento de las divisas y de los precios de la energía podrían dar un impulso positivo a largo plazo al crecimiento mundial.
Así que en 2015, seamos agradecidos por el crecimiento orgánico y constante aunque sea lento, frente a un crecimiento explosivo basado en el apalancamiento. Brindemos por contar con precios de la energía más bajos, en lugar de más altos y tengamos en cuenta que la subida de los bajos tipos de interés será una señal de vuelta a la normalidad y no de que el desastre es inminente.
Columna de opinión de James Swanson, estratega jefe de MFS