Aunque el índice CAC recuperó los 5.000 puntos tras haber rozado los 3.600 en la sesión del 16 de marzo y el Nasdaq acumula una rentabilidad del 8% desde el principio de año, la pregunta que tratamos de responder es simple: ¿es sostenible este repunte y va a contribuir a la esperada gran rotación?
Por mi parte, más o menos como con la renta fija, he terminado por rendirme al respecto. La baja productividad, la falta de reformas estructurales y, sobre todo, el doble shock de oferta y demanda provocado por la COVID-19 no permitirían pensar seriamente en que el crecimiento potencial pueda acelerarse lo suficiente para impulsar al alza a las empresas cíclicas y con descuento.
Y, sin embargo, podría decirse que la Unión Europea está dando un nuevo impulso a su construcción al aceptar la solidaridad y la coordinación para avanzar hacia un mayor federalismo. El plan propuesto por Angela Merkel y Emmanuel Macron puede dar un nuevo impulso a la “vieja Europa” en la carrera hacia la competitividad y el atractivo de la que ella misma se ha excluido desde hace casi 20 años.
Por supuesto que, del dicho al hecho, hay un gran trecho. Por tanto, habrá que estar atentos, pero es un hecho que este 2020, tan complejo, no ha dejado de sorprendernos.
El alto desempleo podría perdurar
Seguimos ante una creciente divergencia entre las previsiones optimistas del mercado y la situación actual de la economía, que depende de la reducción del paro, especialmente al otro lado del Atlántico. Lamentablemente, la recuperación del empleo podría ser mucho más lenta que la de la producción, ya que los sectores más afectados por la distancia física son los que emplean a un mayor número de personas.
En Estados Unidos, los sectores del ocio y de la hostelería suponen un 11% del empleo, por solo un 4% del crecimiento. Por su parte, el comercio minorista genera un 10% del empleo, pero solo un 5% de la producción. De ello se deduce que, si ambos sectores funcionan a la mitad de su capacidad anterior al coronavirus, la producción caerá un 4,5%, mientras que el empleo se hundirá un 10,5%.
A la inversa, los sectores poco afectados por la distancia social contribuyen poco al empleo, pero sí mucho más al crecimiento: las actividades financieras solo suponen el 6% del empleo por un 19% del crecimiento, y las tecnologías de la información significan el 2% del empleo, pero un 5% del crecimiento.
Si las economías se reabren, pese al mantenimiento de la distancia física (por decisión política o personal), el crecimiento podría repuntar con fuerza, pero no así el empleo. En ese caso, los bancos centrales no tendrían otra opción que mantener o incluso intensificar su política monetaria ya sumamente flexible. ¿Se trata de una mala noticia? En realidad, no, ya que el aumento del “dinero de los bancos centrales” ha elevado a nuevos máximos las valoraciones de los activos.
A corto plazo
Observamos claramente la aparición de ciertos riesgos bajistas de los mercados a corto plazo. Una corrección que podría deberse a las noticias de las tensiones entre China y EE. UU., la escalada de la situación en Hong Kong o un rebrote de la pandemia por la reapertura de las economías. Además, estamos atentos a los persistentes problemas y la inestabilidad política en Estados Unidos. Aun teniendo en cuenta todos estos riesgos, no es nada seguro que puedan frustrar la vuelta a la media de los activos de riesgo a medio plazo, respalda a nuestro parecer por cuatro factores:
- Un contexto de posicionamiento global en la renta variable todavía débil.
- Una intervención rápida y flexible de los bancos centrales ante los problemas de financiación de las empresas.
- Un cambio estructural en el entorno de liquidez y tipos de interés.
- Una recuperación económica esperada, alentada por la continua relajación del confinamiento.
Desde este punto de vista, la selección de activos (por sectores, estilos o regiones geográficas) será clave, más que el peso de los activos de riesgo, para la rentabilidad de los próximos meses.
La respuesta, en nuestra estrategia de inversión de este mes de junio.
Sigan teniendo cuidado.
Tribuna de Laurent Denize, director de inversiones adjunto global de ODDO BHF AM