El término exponencial se reiteró y se reitera aún en el ámbito sanitario, dadas las características tan particulares de la pandemia que aún recorre enormes regiones de nuestra común aldea global. Hablar de COVID-19, es hablar de contagios y hablar de contagios, es hablar del factor exponencial.
En tanto fuimos pasando por procesos de aislamiento/cuarentena, fuimos tomando dimensión de dos fenómenos de alto impacto, en lo individual, en lo familiar, en lo comunitario, en lo social, en lo profesional y laboral.
Uno refiere a nuestra salud física y el otro, a nuestra salud financiera. Para el primer caso ya conocemos que en pocos meses llegarán las primeras vacunas a poner un marco de mayor certidumbre, en tanto la incertidumbre se muestra, entre nosotros, arrogante. Respecto al segundo caso, la única vacuna, ya lleva siglos entre nosotros tomando distintas formas y dimensiones, se trata de la vacuna del ahorro.
En el año 2014, Erik Brynjolfsson y Andrew Mc Afee escriben el libro titulado “La segunda era de las máquinas”. Muy brevemente los autores expresan tres conclusiones. Veamos, compartido en cita textual:
La primera, “es que estamos viviendo en un momento de impresionante progreso con las tecnologías digitales: las que tienen en su centro hardware, software o redes informáticas. Estamos en un punto de inflexión, un punto donde la curva se empieza a doblar mucho, debido a las computadoras. Estamos ingresando en la segunda era de las máquinas”.
La segunda, “es que las transformaciones producidas por la tecnología digital serán profundamente beneficiosas. Nos encaminamos a una era que no sólo será diferente: será mejor, porque seremos capaces de aumentar tanto la variedad como el volumen de nuestro consumo”.
La tercera, “la tecnología va a traer con ella desafíos espinosos. A medida que las computadoras se vuelvan más poderosas, las empresas tienen menos necesidad de cierto tipo de trabajadores. El progreso tecnológico va a dejar atrás muchas personas, mientras sigue avanzando”.
Vivimos inmersos en medio de una dinámica e inercia muy propia de cambios tecnológicos exponenciales. El factor trabajo requiere adaptación y modernización.
En tanto fluir de cambios que no dejan de acelerar, la pandemia nos aportó un “stop and go” a las economías de todos los países, con un cierre de año 2020 con caídas del PIB generalizadas y recuperaciones de distinto nivel, según región y país para 2021.
Es oportuno y necesario volver la mirada a nuestros sistemas de seguridad social. En tal sentido para la generación Z o Millennial, incluso la X, ¿la jubilación tendrá rostro de oasis o de odisea ?
Oasis, viene del griego o’asis y este del egipcio –aua- relacionado con el árabe –wah-, habitación. Se trata de un refugio, descanso y pausa.
Odisea, odysseus. La historia de Homero en “La Odisea”, donde Ulises soporta todo tipo de adversidades y aventuras para llegar a su patria, la isla de Itaca en el mar Jónico.
Mientras se discuten en términos políticos e ideológicos, posibles y necesarias reformas para mejorar los sistemas de pensiones, asumiendo: la nueva dinámica del entorno digital, del mundo del empleo, del mundo de las inversiones con tasas de interés históricamente tan bajas, los excepcionales retiros de fondos permitidos en algunos sistemas de capitalización para ayudar a generar flujo de ingresos urgentes a sus afiliados, los bonos demográficos, la cantidad de jóvenes sin empleo, ni formación educativa, la posible tasa de sustitución en mediano plazo, la sustentabilidad y sostenibilidad fiscal para los sistemas de reparto…..Mientras ello se discute, necesitamos enseñar y demostrar que es el ahorro personal y metódico el único medio y remedio que pueda alejarnos de una Odisea y acercarnos a un Oasis.
La tarea educativa respecto al ahorro, requiere de 4 etapas:
Evocar, bucear en nuestras historias personales, para muchos padres y abuelos, el ahorro fue siempre fuente de previsión y bienestar.
Provocar, pensamiento deductivo y pensamiento crítico para acompañar con datos, y arribar a la conclusión de la imperiosa necesidad del ahorro metódico de largo plazo.
Inspirar, las verdaderas ventajas emocionales al evitar una vejez con el dolor de no tener ni tiempo, ni recaudos financieros para, entonces…. torcer la historia.
Despertar, la conciencia de lo posible y factible que es ocuparnos de nuestro bienestar, individual/familiar como construcción a lo largo de toda la vida laboral activa.
“Finalmente el viejo despertó. – No se levante – dijo el muchacho-
Tómese esto… Le echó un poco de café en un vaso. El viejo cogió el vaso y bebió…
Me derrotaron Manolín –dijo- Me derrotaron de verdad…
Cierto. Él no lo derrotó. El pez, no.
No, cierto. Fue después…
-Me han estado buscando?- preguntó el viejo
Desde luego. Con los guardacostas y con aeroplanos…”
“El mar es muy grande y una barca es pequeña y difícil de ver –dijo el viejo.
Notó lo agradable que era tener alguien con quien hablar en vez de hablar sólo consigo mismo y con el mar…
Te he echado de menos –dijo el muchacho- Qué habéis pescado?
Uno el primer día, otro el segundo y dos el tercero…
Muy bien…. Ahora pescaremos juntos otra vez….
-No. No tengo suerte. Yo ya no tengo suerte….”.
De la novela “El viejo y el mar” “de Ernest Heminway (1899-1961)
Suerte, hoy es para muchos jóvenes advertir a tiempo un rol activo del ahorro porque su jubilación es presente, aunque nos hagamos la trampa de la brecha temporal, que indicaría cierta falta de urgencia….
Ernesto R. Scardigno, coaching en Finanzas Personales, asesoramiento en protección familiar y ahorro para etapa de retiro, productor Asesor de Seguros Matriculado SSN, ICF Membership, Miembro AAPAS, Magíster en Políticas Públicas