Tras la entrada en vigor de MiFID II, las carteras eficientes se centran en lograr resultados positivos abordando las ineficiencias en materia de tiempo y costes. Por otro lado, las carteras modernas buscan reconocer e identificar los principales catalizadores de rentabilidad —como son las exposiciones generales al mercado y los sesgos basados en factores—, también conocidos como el núcleo de la cartera.
2019 girará en torno a la eficiencia: alinear los procesos de inversión y optar por los productos indexados y de generación de alfa que mejor se adapten a los catalizadores de la rentabilidad con el fin de lograr los mejores resultados para los clientes. Actualmente, los ETFs y los fondos indexados constituyen, de media, alrededor del 10% de las carteras en Europa, y creemos que este porcentaje aumentará hasta el 50% en los próximos años. La cuestión es cómo podemos cumplir este propósito para 2019 y por qué.
En primer lugar, es fundamental tener en cuenta los tres agentes del cambio. El primero de ellos es la transparencia de costes: en un momento en que resulta cada vez más complicado lograr rentabilidades —algo que aumenta el nivel de sensibilidad a los costes—, la directiva relativa a los mercados de instrumentos financieros II (MiFID II) ha incrementado aún más el escrutinio sobre la relación calidad/precio mediante la obligación de presentar informes que contengan un desglose de los costes. Los primeros informes para clientes con el desglose detallado de los costes, que se publicarán en el primer trimestre de este año, constituirán un hito de marcada relevancia para el sector de gestión patrimonial y de activos en Europa.
El segundo de ellos, la tecnología, juega un papel fundamental. Los avances tecnológicos en los sistemas de supervisión de carteras y de gestión del riesgo ofrecen a los inversores una mayor visibilidad sobre el tipo de rentabilidades logradas por las gestoras y sobre cómo implementar las visiones de inversión de la forma más eficiente posible.
Por último, la amplitud, el detalle y la precisión de las herramientas de inversión han registrado un rápido crecimiento en las dos últimas décadas. Por ejemplo, los ETFs y los fondos indexados abarcan ahora la mayoría de las clases de activos y factores necesarios para la asignación de activos y factores en el seno del núcleo de la cartera.
No se podrá seguir adelante, sin haber abandonado las prácticas obsoletas. Las gestoras patrimoniales modernas han empezado a dejar atrás el obsoleto enfoque compartimentado, que aborda de forma separada la asignación de activos, la selección de productos y la supervisión continua, para pasar a adoptar un modelo holístico que integre estos procesos. Tras llevar a cabo un análisis de más de 500 carteras, hemos concluido que los modelos antiguos y compartimentados de asignación de activos a menudo dan lugar a un uso ineficiente del presupuesto de comisiones —en un momento en que los clientes se centran en la relación calidad/precio— o a sesgos y riesgos inintencionados en las carteras de los clientes.
Para prepararse, es necesario construir un núcleo de cartera más sólido. Hace tiempo que los análisis demuestran que el 90% de la variabilidad de las rentabilidades de las carteras se deriva de dos áreas clave que conforman el núcleo de la cartera: la exposición general al mercado y los sesgos estratégicos basados en factores.
Estructurar un núcleo de cartera de mayor solidez es un proceso reproducible que resulta eficiente en términos de costes, riesgos y tiempo invertido. Todo ello se plasma en un modelo de inversión holístico que aprovecha las nuevas tecnologías para reducir las fricciones e identificar los productos adecuados que, en conjunto, puedan generar los resultados deseados.
Adoptar enfoques de inversión poco cohesionados suele dar lugar a una excesiva diversificación del alfa —esto es, que las distintas posiciones adoptadas arrojen rentabilidades que terminen por anularse entre sí— y a rendimientos contradictorios en el seno de las carteras, entre otras consecuencias.
En BlackRock consideramos que es fundamental maximizar la eficiencia en 2019. Y para ello, creemos que ha llegado el momento de dejar atrás las prácticas anticuadas en materia de construcción de carteras, de sacar partido de todas las herramientas disponibles y por supuesto, de preparar el núcleo de las carteras.
Tribuna de Ursula Marchioni, responsable de Soluciones de análisis de carteras en BlackRock para la región EMEA.