Estados Unidos va a ser un gran foco de incertidumbre en la segunda mitad de año, ya que el mercado dependerá del rumbo que tomen las elecciones presidenciales. La campaña se intensificará ahora que las convenciones de los partidos se han terminado, pero el resultado de las elecciones es más impredecible que nunca. El resultado inesperado del referéndum en Reino Unido es la mejor prueba de que nada está escrito con antelación.
Sería bastante arriesgado creer que las elecciones presidenciales en EE.UU. son una conclusión inevitable y que Hillary Clinton será, al 100%, la próxima presidenta del país. La brecha entre los dos candidatos se ha estrechado considerablemente en las últimas semanas y corresponde más o menos al margen de error. Muchos votantes que consideran que no se están beneficiando de la recuperación económica probablemente serán seducidos por el discurso del populista y anti-sistema Donald Trump. El resultado de las elecciones dependerá de la tasa de participación tanto de la juventud como de las minorías étnicas, dos grupos de votantes que tradicionalmente suelen decantarse por el partido Demócrata.
Basados en los análisis históricos de la media de retorno del S&P 500 durante periodos presidenciales desde 1930 a 2015, parece que los presidentes demócratas son más beneficiosos que los republicanos. El S&PP 500 aumentó de media un 11,38% durante el primer año de mandato presidencial cuando el líder es un demócrata y ha caído un 1,27% cuando el presidente ha sido republicano. Al final del mandato, la diferencia es aún más sorprendente. En cuatro años de mandato, el S&P 500 aumenta un 9,65% bajo los demócratas frente al 0,62 cuando el partido Republicano está al mando.
Este análisis obviamente no toma en consideración otros factores (afiliación política en el Congreso de EE.UU., precios del crudo, políticas monetarias, etc.), pero parece corroborar un diagnóstico ampliamente compartido entre la comunidad empresarial: Hillary Clinton, que es más favorable para los negocios y ha apoyado el libre comercio a lo largo de toda su carrera, sería mejor para el S&P 500 que Donald Trump.
No obstante, es probable que la victoria de Donald Trump no tenga un impacto tan negativo en los mercados, al menos a corto plazo, debido al hecho de que los inversores ya han anticipado esta posibilidad. El escenario que el mercado no está valorando es que Donald Trump sea elegido y los demócratas ganen la Cámara de Representantes. Esto podría llevar a un estancamiento político similar al precipicio fiscal que se produjo a finales de 2012. Sería el resultado menos favorable de las elecciones presidenciales de EE.UU. para los inversores y llevaría tiempo acostumbrarse a ello. Mientras tanto, la volatilidad se incrementaría en los mercados de capitales.
Opinión de Christopher Dembik, analista financiero de Saxo Bank.