Somos el único animal que tropieza siempre con la misma piedra, y los bancos son rocas vivientes. Los años malos ya no salen en los gráficos de los productos que nos enseñan. La mayoría de clientes y profesionales han olvidado la piedra. Por desgracia, el hombre tiene una memoria muy selectiva y corta cuando está desesperado buscando sentido y a veces rentabilidad.
Veo cómo se está produciendo en los clientes un doble fenómeno.
Por un lado el cliente está dispuesto a asumir muchos más riesgos de que lo realmente está preparado. Los inversores andan desesperados buscando sólo rentabilidad y, claro, la encuentran en productos con mayor riesgo como la renta variable, los bonos alto rendimiento, y los hedge funds. Lo respeto pero siempre y cuando el inversor entienda las oportunidades y los costes de las mismas.
Por otro lado, siendo más grave y sin apenas darse cuenta, los clientes vuelven a invertir en productos que desconocen y ni siquiera entienden. Las entidades están comercializando estructurados, garantizados, fondos de retorno absoluto y COCOS como productos de bajo riesgo cuando no lo son. Ya somos conocedores de los riesgos ocultos que conllevan. Ojo que vendrá el COCO y te comerá.
Recordar nuestro nivel de riesgo e invertir en productos sencillos y baratos que se entiendan es básico. Si no entiendes alguno de los productos que tienes en cartera, véndelo. Si ves que tu banquero no entiende lo que te está contando, por favor no lo compres. Porque el día que lo quieras vender no sabrás ni dónde ni cómo hacerlo.
Si tropiezas con la piedra, no le eches la culpa al banco. Llevabas los cordones desatados.
Columna de David Levy, DiverInvest EAFI